Algunas menores del colegio público de Panxón también recibieron mensajes con contenidos pornográficos
16 abr 2010 . Actualizado a las 02:01 h.«Si el próximo martes no habéis dejado cinco euros en el invernadero, vuestros padres morirán, soy un jáker nuevo y la poli no me conoce, así que os pego, ja, ja». Un total de 24 alumnos de primero y segundo curso de ESO del colegio público integrado de Panxón recibieron este mensaje el martes de la semana pasada en sus respectivas cuentas del Messenger, además de insultos en un texto con numerosas faltas de ortografía.
El acosador cibernético les envió más misivas intimidatorias para que le dejaran dinero en el invernadero bajo la amenaza de una paliza con un bate de béisbol. También acosó sexualmente a niñas de entre 12 y 14 años de edad enviándoles imágenes y comentarios pornográficos. Lo han reconocido algunos padres de los estudiantes afectados, que no han dudado en denunciarlo ante la Guardia Civil.
«Barbaridades», comentó ayer una de las madres en una cafetería cercana al colegio, para no entrar en más detalles sobre a lo que ha tenido que enfrentarse su hija menor a través del Messenger, «sin duda nada adecuado para su edad».
Son los peligros del acceso de menores a Internet y que en este caso al menos 24 familias de Nigrán lo están viviendo en carne propia. Algunos menores comenzaron a recibir los correos poco después de las vacaciones de Semana Santa. Al principio no le dieron demasiada importancia, pero al ver que las amenazas y los insultos se repetían día tras día y a más compañeros, comenzó a dispararse la alarma.
Para muchos adolescentes ha sido un trauma tener que enfrentarse a esta situación. El contenido de los mensajes y ver fotografías escabrosas u otras en las que ellos mismos aparecen sin haberse dado cuenta de ello durante su jornada escolar, tanto en el comedor o haciendo un programa de radio, ha llegado a atemorizarlos.
Investigación en curso
La Guardia Civil sigue la pista al autor de las amenazas y espera lograr su identificación a través de los rastros que ha podido dejar con su actuación.
La cuenta de correo electrónico desde la cual vertió sus mensajes, así como las claves de las líneas de banda ancha que utilizó para conectarse a la Red, serán de utilidad para averiguar quién está detrás de las amenazas. Del mismo modo, las fotografías realizadas en el centro, probablemente tomadas con un teléfono móvil, también podrán aportar datos sobre el propietario del dispositivo.
Mientras tanto, los responsables del colegio no quieren valorar el caso porque, aunque está relacionado con alumnos del centro, se supone que ocurrió fuera del entorno y del horario escolar.
Algunos padres han mostrado su enfado porque interpretan que esta actitud es una manera de desvincularse del problema, mientras que otros progenitores y personal del centro educativo no han visto con buenos ojos que se hiciera público por la imagen del centro en un momento en el que está abierta la admisión de nuevos alumnos para el año que viene. El debate está abierto en el seno de la comunidad escolar. Ayer se denegó el acceso al colegio a los reporteros que acudieron para cubrir la información, aunque algunos padres no pusieron ningún impedimento para hablar ante las cámaras fuera del recinto educativo.
Las familias de los adolescentes esperan reunirse pronto con los agentes de la Guardia Civil para colaborar en la investigación. El caso ha originado una gran conmoción en toda la comunidad escolar.