Las diferentes fuentes consultadas por este periódico coinciden en señalar que es una tarea muy complicada establecer una datación de un camino. Alguno de los asesores recordó que los primeros caminos empleados por el hombre, en realidad, habían sido abierto por el paso continuado de animales.
Cuando Abel Caballero habló ayer por la mañana de calzada romana y de vía romana enseguida nos imaginamos la Vía Apia. Sin embargo no es fácil encontrar hoy en día restos de una vía romana, entre otras cosas, porque la red viaria romana siguió siendo empleada en siglos posteriores y, con el paso del tiempo, transformándose su aspecto original.
Los ingenieros romanos trazaron una red viaria de cerca de cien mil kilómetros, con un kilómetro cero en Roma. En Iberia, los romanos trazaron 8.500 kilómetros, entre vías principales, secundarias y locales.
Las vías eran habitualmente rectas. Sus constructores abrían en primer lugar una zanja para colocar una capa de piedras gruesas, conocida como statumem .
Encima se colocaba el rudus , una combinación de arena y gravilla, para continuar con un revestimiento formado por piedras trituradas mezcladas con cal llamado nucleus . Cubría toda la estructura el pavimentum o summa crusta , es decir, losas de piedra talladas a medida que formaban la superficie de la carretera. Las calzadas presentaban una ligera curvatura para facilitar el desalojo de agua.
Los romanos tenían su propia guía Michelín, que recogía la red viaria del Imperio. Se llamaba Itinerario de Antonino. Por el sabemos que en Galicia hubo dos vías militares, la XIX y la XX. Parece ser que las dos compartieron trayecto desde Braga hasta Pontevedra. Vigo quedó al margen de esa vía principal, al transcurrir desde Tui hasta Redondela pasando por Mos. Vigo tuvo sin embargo sus vías secundarias o locales, que aunque no aparecen en el itinerario referido y se hallaron restos, como el que se exhibe en el Casco Vello.