1La experiencia dice que deporte y solidaridad es una mezcla que funciona. Marcos Serrano y los Fernandos (Núñez y Del Barrio) se han propuesto volver a demostrarlo con motivo de su participación en el Milenio Titan Desert. El objetivo es incluir en su equipaje una ristra de regalos en forma de bicicletas usadas para repartir en los poblados saharauis por los que discurre la prueba.
Para garantizar el éxito de tal cometido lanzaron ayer su particular SOS. Dicen que rara es la casa en la que no hay una bicicleta acumulando polvo en el desván, bien porque el niño que un día la usó hace tiempo que se afeita, bien porque optamos por una con marchas para acometer las cuestas sin ahogos. Esas bicis que no pocas veces no sabemos qué hacer con ellas, en África son joyas impagables. Pueden ahorrar a un niño dos horas de caminata para ir a la escuela.
«No somos una oenegé», dejó claro del Barrio, que explicó que su intención es entregarlas en mano a las personas que lo necesiten. Es tal su celo que están elaborando una lista de posibles destinatarios con la colaboración de profesores y universitarios de la zona.
Poco ambiciosos, se proponen reunir un centenar de bicicletas usadas. Por supuesto, también se aceptan nuevas. El punto de entrega habilitado es Bici O Con (Hispanidad, 84), una de las muchas firmas que colaboran con el proyecto. A los solidarios potenciales les espera una camiseta de regalo.
Estaciones poéticas
2Visto lo visto, As catro estacións de Antonio García Teijeiro bien podría haberse titulado Veintitantos poemas de naturaleza y muchas canciones ilusionantes. Los muchos seguidores del escritor echan por tierra aquel lugar común de que corren malos tiempos para la poesía. Para prueba, este botón teijeiriano.
Veinte años y muchos avatares después de publicarse, el libro estrena nueva edición (la cuarta, creo) a petición del público. «Es una satisfacción», comentaba ayer el propio Teijeiro poco antes de disfrutar en Librouro de la tarde soñada por cualquier creador: observar en la distancia corta cómo los destinatarios de su obra disfrutan leyendo (y cantando), y aún mejor, cómo disfrutan releyendo (y recantando) algunos menos niños que un día se engancharon a su poesía. «Esto tiene un valor emocional importante», confesaba. Definitivamente, un regalo impagable.
75 inviernos
3Son los que acaba de cumplir Xosé Luís Franco Grande. El autor de Os anos escuros eligió el municipio de Arbo (cualquier disculpa es buena para cumplir con la gastronómica liturgia anual de la lamprea) para celebrar tan redondo aniversario. Lo hizo rodeado de nietos. Candela, Clara, Juan y Miguel le inundaron de dibujos y textos preparados ad hoc. Seguro que ningún abuelo (incluidos los académicos de la lengua gallega, como es el caso) encuentra una forma mejor de pasar otra hoja en el calendario. Parabéns.