La hermana de los Ancianos Desamparados estuvo 63 años en Pi y Margall
14 jul 2011 . Actualizado a las 11:23 h.En sus 93 años de vida la hermana Dolores creía haber visto de todo en este mundo, pero, por lo que le cuentan, dice, aún le queda mucho. Pasó 63 años en el asilo de Pi y Margall y hace una década se mudó con toda la congregación y 146 ancianos a la nueva residencia de Alcabre.
La venta del viejo edificio de Pi y Margall a una promotora liderada por el exjugador céltico Valery Karpin les permitió dos años después financiar la operación y respirar.
Pese a las mejoras que el cambio de edificio han supuesto, tanto para las monjas como para los residentes, la hermana Dolores añora su estancia en el centro de Vigo con las limitaciones que suponía.
Ahora no quiere pasar ni por delante de él. «Me ha contado un hombre cómo está aquello, es un dolor ver así el asilo, es una vergüenza para Vigo, yo no sé como permiten eso, no quiero ni verlo, es horroroso, una calamidad», explica pesarosa.
La monja se lamenta de que los políticos den largas a las cosas una y otra vez y de que no las resuelvan con eficacia. «Primero dicen que mañana, después que pasado, ya iba a empezar hace meses, pero sigue así y no acaban nunca», añade.
Comprende que los promotores estén desesperados de tanto esperar para poder edificar y explica que ellos se portaron en su día muy bien con la congregación: «Cumplieron con nosotras y nos pagaron al siguiente mes de comprar el edificio, no tenemos ninguna queja, todo lo contrario; es gente buena y los pobres están ahí a ver, a ver, sin tener una respuesta».
Sor Dolores tiene la esperanza de que ahora vaya para adelante y de que el ruso, como ella le llama a Valery Karpin, pueda empezar de una vez su proyecto. «El ruso es una buena persona», insiste.
Es normal que esté satisfecha, no solo por la venta del edificio de Pi y Margall. Los promotores donaron al Obispado las piedras de la iglesia del asilo para su traslado a Navia. Esta operación está pendiente, como el resto del inmueble, de recibir la orden de derribo.
«Cuando voy al centro de Vigo les digo que no me lleven por allí, porque no quiero verlo, me da mucha pena después de pasar en él 63 años», insiste la hermana de los Ancianos Desamparados para continuar recordando: «Es muy distinto aquello de esto, aquí en Alcabre los residentes tienen su propia habitación con ventanas y luz, en el del centro a veces tenían que estar diez juntos y no había ventanales, pero allí fui muy feliz».
Lo que no acierta a comprender es por qué han dejado llenar de basura las instalaciones, máxime cuando se sabe que en ellas reside gente. «Es increíble cómo está todo el Barrio del Cura, no se hace nada por mucho que se diga, no limpian nada y así está también el asilo».
Sor Dolores llegó a Vigo en 1936, «el mismo mes del alzamiento nacional», y hace apenas dos meses cumplió las bodas de diamantes en la congregación, fecha en la que recibió un homenaje de los suyos en la flamante residencia de Alcabre.
Ella y la hermana Vicenta eran las más veteranas del centro de Pi y Margall, aunque está última, como ella toda una institución en la vieja residencia de Santa Marta, falleció hace quince días.
El asilo de Santa Marta, obra del arquitecto Manuel Felipe Quintana, fue de los primeros en acoger a ancianos de la ciudad, la mayoría sin posibilidades económicas, cuando todavía no se habían extendido las residencias para mayores, que tanto proliferan en la actualidad.
sor dolores la hermanita más veterana de la residencia de ancianos