L os bonsáis requieren mucha paciencia y son una importante fuente de tranquilidad y paz interior. Necesitan un lugar en el que se respire armonía, así que todos los martes ,el club del bonsái de Vigo se reúne en la Fundación Sales para trabajar estos árboles en miniatura.
Fundado en 1988, el club del bonsái de Vigo cuenta en la actualidad con 50 socios que realizan distintas actividades, desde exposiciones de sus obras hasta talleres con los maestros más destacados del mundo de este arte viviente.
«Cuando uno de nuestros compañeros no sabe cómo trabajar alguno de los bonsáis que tiene en casa, lo trae a Sales y entre todos intentamos solucionar el problema. Entre todos nos ayudamos y aprendemos a tratarlos», explica uno de los socios más veteranos, Jose Manuel Leira. Su padre era jardinero, de ahí su pasión por las plantas, pero para él los bonsáis son algo más. «Me aportan muchísima tranquilidad, los fines de semana me dedico a diseñar sus formas y a cuidarlos, para mí es una satisfacción ver como van evolucionando», explica el veterano.
Aunque no lleva tantos años en el club, Julio Sáez ya ha echado raíces en la fundación para trabajar sus pequeñas obras de arte porque «es un placer trabajar con un marco como este, aunque cada uno los tiene en su casa, la fundación es el lugar ideal para trabajarlos», asegura el socio. A modo de lema, Julio explica que la principal cualidad de estos arbolitos es la paciencia: «Vive despacio y planta despacio».
El objetivo principal es conseguir que los bonsáis se parezcan a árboles de verdad, por lo que Jose Manuel establece algunas normas básicas que los socios deben seguir a la hora de trabajarlos. «Aunque los bonsáis son el reflejo de cada persona y también hay que tener en cuenta la especie, existen varias normas que siempre hay que cumplir: la primera rama debe estar a dos tercios de su altura, la maceta debe ser dos tercios de su altura y debemos seguir una rama lateral, la otra lateral y la rama trasera», explica el miembro del club.
Años y años de creación hacen que los socios del club ni se planteen venderlos, a no ser que, como Jose Manuel, viajen a convenciones de bonsáis por todo el mundo. Entonces «no te queda otra que desprenderte de alguno para costear el viaje», comenta.
El club del bonsái ya está planeando su siguiente exposición, que tendrá lugar en la Fundación Sales los días 10 y 11 de septiembre durante todo el día. Tanto adultos como niños podrán participar en los talleres que impartirán los miembros del club.