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Vespamanía en O Val Miñor

alejandro martínez NIGRÁN/LA VOZ

VIGO

Más de 150 moteros se dieron cita ayer en A Ramallosa para participar en una ruta por toda la comarca

04 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Pocas motos como las Vespas y las Lambrettas levantan tantas pasiones en la comarca de O Val Miñor. Prueba de ello fueron los más de 150 moteros que se dieron cita en el parque de A Ramallosa para participar en una ruta turística por los ayuntamientos de Baiona, Nigrán y Gondomar. El aparcamiento del parque se convirtió por unas horas en un museo al aire libre de esta peculiar motocicleta en el que muchos propietarios presumieron de ejemplares de todas las épocas de su historia.

Las había de las primeras, creadas en 1954, hasta modelos más recientes. La cita la convocó el Vespa Club Val Miñor en colaboración con los ayuntamientos de la comarca. Esta asociación nacida en Nigrán solo tiene seis meses de vida y diez socios, pero ayer demostró su poder de convocatoria. «Estas motos no son para correr, son para llegar y quien las prueba se acaba enganchando a ellas», comentaba ayer Laureano Álvarez, presidente del club. La ya dilatada historia de las Vespas y las Lambrettas ha hecho que su culto se haya transmitido de padres a hijos, según se pudo comprobar ayer.

Acudieron a la jornada vespera aficionados de diferentes generaciones de toda la comarca, y también otros moteros de Vigo y de diversos puntos de Galicia.

Algunos eran grandes veteranos, como José Casás Lorenzo, que ya ha cumplido los 80 años de edad y lleva 60 utilizando esta clásica motocicleta como medio de transporte.

Lambretta histórica

Ayer se trajo la Lambretta que compró hace 40 años y que utilizaba para acudir al trabajo cuando era conductor de autobuses de la compañía ATSA de la línea de Baiona a Vigo. Ahora solo la saca en ocasiones como ésta porque no le apetece que se moje ni que se manche. Para el uso diario utiliza otra motocicleta de una marca japonesa. Tras toda una vida como conductor profesional, este vecino de la parroquia de Vilariño lo tiene claro. «Me siento más seguro en una moto de estas que en un coche», asegura.

La jornada de ayer contó además con el apoyo de otras asociaciones de adeptos a estas motos, como el Club Vespeinados de Vigo.

Trayecto

La marcha partió a las doce del mediodía hacia Baiona, Cabo Silleiro, Baredo y el Cortelliño, donde se detuvieron los participantes para hacerse una foto de familia. Posteriormente, continuaron hacia Pinzás, Portavedra, Mañufe, Gondomar, para acabar la jornada en Panxón con una comida de confraternidad que se llevó a cabo en el club náutico.

Durante toda la tarde quedó abierta en el entorno de Panxón una exposición con algunos de los ejemplares más singulares que se utilizaron en la jornada. La fiesta se prolongó durante toda la tarde con un sorteo de regalos y música.

En vista del éxito de la convocatoria de ayer, los organizadores están pensando en volver a repetirla para crear en Nigrán una cita anual para todos los amantes de las Vespas y de las Lambrettas.