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Las riadas amenazan dos petroglifos únicos de Oia

alejandro martínez OIA / LA VOZ

OIA

La variación del cauce del río Vilar entierra parte del conjunto arqueológico Auga dos Cebros, de Pedornes

01 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Dos petroglifos únicos están en peligro debido a la modificación del cauce del río Vilar, en el monte comunal de Pedornes, producto de las riadas de la semana pasada. Se trata del conjunto de Auga dos Cebros, que representa las únicas embarcaciones grabadas sobre piedra de Galicia. Son dos petroglifos separados a menos de un metro de distancia. El primero fue descubierto en 1992 y el segundo lo halló por casualidad en el 2006 el arqueólogo Javier Costas Goberna tras las riadas que asolaron el municipio aquel año. A pesar de ser elementos de gran valor tienen el problema de que se encuentran al aire libre y sin ningún tipo de protección que asegure su continuidad en el futuro.

El crecimiento del cauce y su variación por las últimas lluvias ha supuesto una nueva agresión. El primero de ellos ha quedado completamente enterrado por la arena y las piedras, mientras que al segundo la corriente del agua ha acelerado su erosión, según informa el cantero y especialista en arqueología, Xabier Garrido. «Está completamente pulido, da pena verlo», manifestó.

Los temporales que se anuncian a partir de mañana miércoles podrían poner en peligro estos restos arqueológicos, aunque la mayor preocupación de los vecinos de Oia es el peligro de que se produzcan desprendimientos que afecten a las viviendas. A juicio de los especialistas se trataría de una pérdida irreparable, puesto que no existen en la geografía gallega otros elementos que se les pudieran comparar. Ambos grabados parecen confirmar la teoría de que nuestros primitivos antepasados establecieron contactos comerciales por mar con culturas del Mediterráneo oriental mucho antes de que llegaran los romanos. La representación semeja un velero como los que utilizaban los marineros y mercaderes de Creta en el año 1200 antes de Cristo.

Ambos petroglifos no son los únicos elementos singulares afectados por las últimas riadas. Xabier Garrido también afirma que el nuevo cauce del río Vilar también ha arrasado buena parte de los helechos milenarios de Oia, un conjunto de plantas originarias de la etapa del Jurásico que poblaban las riberas de la cuenca del río. Algunas alcanzaban varios metros de altura y los expertos consideran que son las mayores de Europa. Este bosque también sufrió daños en el año 2006.