«Hay que mejorar la atención urgente del ictus en hospitales»
A Mariña
Entrevista | Antonio Carmelo Gil Núñez Vecinos de Becerreá, familiares y amigos de Gil Núñez participarán hoy en un homenaje al neurólogo que trató en el Gregorio Marañón a Jaime de Marichalar
13 Sep 2005. Actualizado a las 07:00 h.
Familiares y amigos acompañarán al director general de la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas y coordinador de la unidad de ictus del hospital Gregorio Marañón de Madrid al homenaje que hoy, a las seis de la tarde, le rendirá el Concello de Becerreá. En la casa de la cultura será nombrado hijo adoptivo. -Aunque nací en El Alcázar (Córdoba) siento un amor profundo por esa zona. Allí nació mi familia, la de mi madre. Empecé a andar y a hablar en Becerreá. Creo que el premio es imposible de mejorar, es como si lo adoptan a uno, pero no sólo como de Becerreá sino como gallego. No me han dado ni un homenaje ni un premio mejor en mi vida, y supongo que ninguno lo superará porque es una cosa personal. -Todos los años desde que he nacido y ... tengo cincuenta. No he fallado nunca, que yo recuerde. Es verdad que a veces sólo he podido ir un fin de semana, pero cuando era joven y tenía tiempo me pasaba tres meses de vacaciones. -¿Conserva amistades y familiares? -Tengo a una hermana de mi madre, una casa abierta y todas las amistades. Becerreá es un relajo y un descanso bestial en relación a lo que vivimos en un gran hospital. -Es director de la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas -La Fundación nace de la inquietud que tenemos en la Sociedad Española de Neurología. Las enfermedades neurológicas causan mucha discapacidad y dependencia. De los 3,5 millones de españoles dependientes, según el Libro Blanco que ha elaborado el ministerio, aproximadamente dos millones o una cifra muy próxima son debido a las enfermedades neurológicas, fundamentalmente las demencias, el alzhéimer y el ictus. Entonces, de alguna manera nos marcamos una serie de objetivos: la información, la formación, el apoyo a los enfermos y a los familiares, mejorar el bienestar social del país y la concienciación social sobre las enfermedades neurológicas. Es una fundación que acaba de nacer y estoy haciendo el comité ejecutivo y el asesor, tiene un patronato y se está haciendo la web. -¿Cómo se trata el problema social que generan estas enfermedades? -Los médicos generalmente nos dedicamos a la prevención y al diagnóstico, pero de alguna manera lo que ocasiona la enfermedad, el problema social, está dejado de la mano de Dios. -En los últimos años están detectando un progresivo aumento de casos -Estas enfermedades, como la demencia, el alzhéimer o el ictus pueden empezar a cualquier edad, sobre todo el ictus. El 25% de los casos se dan en edad laboral, entre los menores de 65 años. La gran mayoría, como la demencia, el alzhéimer y la demencia vascular, son enfermedades de personas más mayores, pero hay que recordar que la población española está envejeciendo de una forma dramática, de manera que los datos del Instituto Nacional de Estadística indican que en el 2050 el 46% de la población seremos mayores, bueno yo no seré, serán mayores de 65 años. Ése es el factor de riesgo más importante que, evidentemente, no podemos modificar y, por mucho que prevengamos, crece. Hay que darle una solución, no sólo de actuación hospitalaria urgente, no sólo de prevención, sino de aporte social a todos estos millones de personas discapacitadas y, lo que es peor, dependientes. -¿Qué aconseja para prevenir estas enfermedades? -El ictus tiene muy beneficiosas medidas de prevención; aparte de los hábitos, una dieta saludable, volver a nuestra dieta mediterránea, evitar el tabaquismo, el alcoholismo, el sedentarismo, la obesidad y el tratamiento de la hipertensión arterial, incluso en personas que son normotensas, para bajarles más la tensión arterial. A la población hay que educarla y la sanidad española tiene que mejorar su calidad y su estructura para que la prevención llegue a todo el mundo. -¿Está concienciado el Gobierno del problema? -Está concienciado y ya se ha visto con la financiación de las autonomías sanitarias. Hace falta dinero y la prevención es muy cara. De lo que no se dan mucha cuenta es de que la discapacidad y la dependencia es más cara aún, aparte del sufrimiento personal y familiar de estas personas. En este país desgraciadamente las dependencias corren por cuenta de las familias, no del Estado. Lo que hay para atender a estas personas es sumamente mínimo, de hecho yo creo que los políticos no se atreven a sacar una ley de dependencia porque esto costaría más probablemente de lo que vale el sistema sanitario actual. Ellos están concienciados, pero es obvio que hay que mejorar la atención urgente en el ictus. Hay pocos hospitales que dispongan de la organización y de los medios suficientes para tener unidades de ictus y para aplicar tratamientos en las primeras horas, como la trombolisis que aplicamos los neurólogos, que si no pueden salvar vidas, sí lo más importante: evitar la discapacidad y la dependencia. Uno puede perder el dinero, incluso la pareja o puede tener muchas desgracias, pero si uno pierde su autonomía, su capacidad mental, es lo más terrible que le puede pasar a uno. -¿Qué países son un ejemplo a seguir? -En el ictus, hay países como los nórdicos, Suecia, Noruega y Alemania, que en manejo de ictus están mejor preparados. Nosotros estamos avanzando, por supuesto, y desde la Sociedad Española de Neurología y desde la fundación seguimos insistiendo para que mejoren estos aspectos. Y luego en aspectos sociales estamos a años luz de los países nórdicos. Me parece que Francia también ya ha hecho una ley de dependencia, lo que pasa es que lo que hay que ver es cómo se financia. Son aspectos en los que no me debía meter, pero podría ser una financiación compartida con las pensiones que tienen estas personas, que tendrán que aportar y el Estado tendrá que aportar. Lo que no se puede dejar es a las familias en el absoluto aislamiento. El Estado tiene que dar solución a medio largo plazo, sobre todo con lo que se nos viene encima. -¿Usted atendió a Jaime de Marichalar? -He atendido, por fortuna o por desfortuna para ellos, a muchas personas importantes. No porque yo sea importante sino porque lo es mi hospital y el equipo con el que trabajo. El tratamiento médico es exactamente igual que el de cualquier persona. ¡Estaría bueno! Bien es verdad que con personas como un miembro de la Casa Real hay una serie de medidas de seguridad y protocolo que hacen un poco diferente el manejo de estos pacientes. Si haces distingos a nivel profesional, puedes cometer errores.