La Voz de Galicia

¿Qué debe hacer si encuentra un resto arqueológico en la playa o el mar?

A Mariña

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La Rede Museística enseñó en San Cibrao a conocer y preservar el patrimonio subacuático

24 Oct 2018. Actualizado a las 18:37 h.

En el fondo del mar, los ríos y los lagos se encuentran objetos y vestigios materiales de la vida de nuestros antepasados. Y los restos arqueológicos que esconde el litoral cantábrico están en auge. Dos buzos de Viveiro y un arqueólogo localizaron hace poco frente a Estaca de Bares los restos de un submarino nazi hundido por la aviación aliada durante la Segunda Guerra Mundial; en la playa de Covas, el efecto de las mareas ha hecho aflorar nuevos restos de la fragata Magdalena, que naufragó en 1810; en la de O Torno, en Cervo, apareció en el 2016 una ancla centenaria; Viveiro acogerá el 10 y el 11 de noviembre las segundas Jornadas de historia y arqueología marítima en colaboración con la UNED... Consciente de esta riqueza, la Rede Museística Provincial, que depende de la Diputación y coordina el Museo do Mar de San Cibrao, el Pazo de Tor (Monforte), el de Narla (Friol) y el Provincial (Lugo), ha impulsado un ciclo por el Día europeo de la conservación y restauración. La especialista Blanca Besteiro explicó en San Cibrao lo que debe hacer cualquier persona si se encuentra un resto arqueológico en la playa o el mar.

 

Son un testimonio de nuestros antepasados

Los restos son testimonio de la historia de nuestros predecesores que vivieron en ámbitos marítimos y fluviales. Forman parte del patrimonio arqueológico y ayudan a valorar una dimensión «poco conocida» de la identidad cultural. Junto con los restos que hay en tierra, son la única fuente de conocimiento de los miles de años de ocupación humana de nuestro territorio.

Beneficios educativos e incluso económicos

El uso racional y sostenible del patrimonio arqueológico puede aportar beneficios sociales, por ejemplo, los derivados de programas educativos y actividades recreativas, y económicos, especialmente por medio del turismo.

 

Antes de nada, geolocalice el hallazgo y no lo mueva

Ante un hallazgo, lo primero que debe hacer es registrar la situación del resto hallado de la manera más precisa posible. Es recomendable tomar referencias con respecto a puntos o lugares de la costa, o utilizar un GPS. No retire ni mueva ningún objeto, ya que hacerlo alteraría su contexto arqueológico. Y respete la flora y la fauna asociada a los restos.

 

Registre con fotos o vídeos los restos, y dé parte a las autoridades

La Rede Museística recomienda, siempre y cuando sea posible, sacar fotografías o grabar vídeos para registrar las características y las dimensiones aproximadas de los restos. Una vez geolocalizados y fotografiados, se debe informar del hallazgo a las autoridades aportando datos y fotografías tomados. También mantener la reserva, no comentarlo abiertamente, para evitar que pueda ser dañado por vándalos.

 

¿Qué legislación rige en estos casos?

La Ley de Patrimonio Histórico Español, de 1985. También la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia, del 2016, que recoge, entre otros, que la actuación sobre este patrimonio se basará en principios como que la conservación in situ deberá ser la opción prioritaria; el patrimonio recuperado se depositará, guardará y gestionará para asegurar su preservación a largo plazo; o que se deberá propiciar el acceso responsable y no perjudicial del público. También rige la Convención de la Unesco sobre Protección del Patrimonio Cultural Subacuático.

Blanca Besteiro (restauradora da Rede Museística Provincial de Lugo): «Coa áncora que apareceu en San Cibrao houbo que facer unha conservación de urxencia»

Dos destrozos no patrimonio, algúns son feitos por afeccionados que, pese a non ter mala intención, provocan danos irreparables, como sinala a restauradora da Rede Museística Blanca Besteiro, quen impartiu unha charla no Museo do Mar. «Unha restauración conserva o patrimonio, salvagárdao para o futuro -di-. Non todo o mundo que sabe pintar un pouco ten coñecementos para restaurar. E dentro dos restauradores hai tantos tipos como materiais. É un campo como o dos médicos. Se necesitas operarte da rodilla non che vale un cardiólogo; pois coa restauración é igual. Cada un ten a súa especialidade».

 

-Podería explicar algún caso?

-Coa áncora que apareceu en San Cibrao, e que se depositou no Museo do Mar, tivemos que facer unha conservación de urxencia. Eu non son especialista en metais, pero collín a persoas que saben máis disto. Un ferro que está no mar, aínda que estea danado, está en equilibrio, e pasado un tempo de corrosión non se estropea máis. Pero se o sacas automaticamente empeza a destrozarse só e desaparece, polo que hai que facer tratamentos laboriosos e custosos para garantir que non se deteriore, e ás veces son se consegue. Coa áncora fixemos unha pequena piscina na que segue somerxida en auga mariña para que non sufra unha oxidación repentina. É unha solución temporal ata que se faga unha restauración como é debido.


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