La Voz de Galicia

Memoria de crónicas negras que impactaron A Mariña en el pasado

A Mariña

y. g. viveiro / la voz Un pequeño resumen de episodios, algunos espeluznantes, antes de los años 90

Padre e hija de Viveiro que enterraran dos bebés, otro crimen en Foz por celos...

08 Dec 2020. Actualizado a las 21:30 h.

Son estos tiempos en los que parte de la sociedad gira, en determinados campos de la vida y sobre todo ciertas generaciones, hacia la nostalgia, recuperando clásicos musicales, estilismos de moda que pensamos que no volverían o tradiciones que perduran con el paso de los años. Sin embargo, volver la vista atrás no es tan agradable si hablamos de crónica negra. Aún así, haciendo ese ejercicio de retrospección en A Mariña descubrimos o rememoramos sucesos que conmocionaron en su momento. Es la hemeroteca de un pasado que quedó grabada en titulares de La Voz como estos, en su época.

Hace tiempo, en esta misma sección se recordaba el escalofriante crimen de Santa Cruz (O Valadouro), recogido en las crónicas de entonces, en un libro de Miguel Vila e incluso en una lápida de la parroquia. Ocurrió finalizando marzo de 1889. Seis vecinos de Pastoriza fueron acusados de haber asesinado al párroco y tres criados. En marzo de 1890, cinco fueron indultados. El móvil había sido el robo.

Pero otros no fueron menos impactantes. Como esta noticia del 28 de noviembre de 1935: «En la cárcel del partido de Celanova han ingresado dos vecinos de la parroquia de Viveiro, según creemos, como autores de un grave delito. Son padre e hija que sostuvieron relaciones de las cuáles resultaron dos criaturas». Y continúa: «Para ocultar sus relaciones dichas criaturas fueron enterradas en la cuadra de la casa donde habitaban». «Parece que se descubrió el crimen debido a denuncia de los vecinos», finaliza la breve noticia.

 

Un hachazo a su novia

El 4 de junio de 1921 se publicó otro suceso ocurrido en Foz, en Mañente, titulado «Suicidio de un criminal», una historia negra con un trasfondo de celos. Según contaron entonces, «se cometió un crimen del cuál fue víctima una agraciada joven. El autor del hecho fue el novio de la muchacha y lo realizó para vengar contrariedades amorosas». Tras creer que «el hachazo asestado en la cabeza a aquella habíale ocasionado la muerte», él desapareció. Algunos pensaron que se había marchado a América, pero al final «al extraer agua de un pozo» encontraron su cadáver, «en avanzado estado de descomposición». Sin embargo, la joven acabó mejorando «rápidamente» de sus heridas, decían.

En más de una ocasión, los conflictos relacionados con fincas estuvieron al orden del día como la información del 11 de noviembre de 1891 «Terrible reyerta en Mondoñedo», con una víctima mortal en un monte. O en escenarios familiares que acabaron mal, como el que se publicó el 14 de marzo de 1894, el de un suceso en la «casa de una distinguida familia de Vivero», señalaban, donde «un joven, miembro de la misma, disparó un revólver contra una hermana suya», relataron. Ella se recuperó. Él fue detenido y llevado a prisión.

En relación con el mundo del mar, en 1987 llegó a producirse una aglomeración, que congregó a mil personas, según se recogía en los titulares, en la reconstrucción de un homicidio a bordo de un barco de Burela. Finalmente el acto tuvo que ser en alta mar. La concentración fue para manifestar el rechazo popular a un suceso en el que un tripulante empujara a otro al mar. «Extrañas circunstancias rodearon el incidente», se decía el 1 de julio de 1987.

La huella de ETA, que segara la vida de un policía focense

En este microresumen aparecen viejos episodios de la huella de ETA. El 28 de enero de 1982 se daba sepultura en Foz a un policía asesinado en Ondárroa, dejando viúda y 6 hijos. Era el agente Benigno García Díaz, cuyos restos mortales llegaban a la parroquia de Santa Cecilia. El atentado que le había costado la vida se había producido cuándo iba a entrar de servicio de noche en Ondárroa. «Dos individuos, jóvenes, se acercaron a el y sin mediar palabra dispararon seis veces con arma corta», apuntaba la noticia. El entonces presidente del Gobierno era Leopoldo Calvo-Sotelo emitió su pésame a la familia del asesinado por telegrama.


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