La Voz de Galicia

Localiza a senderistas que le hallaron inconsciente para darles las gracias

A Mariña

y. garcía viveiro / la voz Triatleta de Vegadeo que sufrió una caída de su bici golpeándose en la cabeza el día 12
Jesús Rodil Patricio, de Vegadeo, en imagen de archivo en la Ironman de As Pontes

Un triatleta veigueño, Jesús Rodil Patricio, les buscó por Facebook y contactó con ellos, a los que invitará a "cajas de sidra", dice, cuando se pueda

24 Feb 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hablamos de «ángeles» lo habitual es mirar al cielo, aunque en tierra también hay. Más de los que pensamos. Lo corrobora el triatleta veigueño Jesús Rodil, a quien un grupo de senderistas de Avilés le encontró el viernes 12 en una cuneta, inconsciente, junto a la bicicleta con la que paseaba bordeando el Eo. Solo recuerda pedalear y la siguiente escena: despertar en una cama del hospital de Jarrio. Recuperándose de su accidente, entró en su cuenta de Facebook para intentar localizar a quienes le auxiliaron hasta la llegada de sanitarios y Tráfico. Gracias al todopoderoso Internet, logró contactar con las personas que realizaban aquella misma ruta a pie, a las que agradece su gesto, «con la suerte de que una chica era ATS», señala. «Para ellos fue lo lógico y normal ayudarme, pero sé que no lo es para todo el mundo», añade, porque en otras circunstancias, por ejemplo en la ciudad, él ha visto «gente que no hace nada».

"Para ellos fue lo lógico y normal ayudarme, pero sé que no lo es para todo el mundo"

Jesús Rodil relata en primera persona aquella fatídica jornada pero cerrada con final feliz: «Salí de casa con la Camelbak, la bici de Ciclocross con la que voy tranquilamente; es una modalidad de ciclismo de competición, pero ese día la usé para dar un paseo. En Vegadeo arranca la senda costera del Eo por el borde de Asturias y quería hacerla hasta Peñarronda; fácil, asequible, muy guapa y agradecida... ¡perfecta! Fue el viernes 12. Recuerdo salir de Vegadeo por la carretera de los colegios y, de repente, aparezco en la cama del hospital de Jarrio. Juro que fue así. Me parece acordar que me cambiaron de camilla, pero no sé de donde, y una segunda vez, ya en cama en el hospital, cuando me estaban abrigando y sentía mucho frío, pero no llegué a despertar del todo. En la vez definitiva, veo las cortinas de la cama y tengo el collarín». En ruta, llevaba «un Garmin, un pulsómetro, que no lo suelo llevar -cuenta- y lo llevaba grabando; lo apagué una vez en el hospital, con plena consciencia. Marcaba cinco horas de actividad desde que salí. Por decirlo de otro modo, cinco horas hasta que volví a ser persona». «Iba despacio, a 15 kilómetros por hora pero salí volando y tuve la mala suerte de dar con la cabeza en una piedra», dice, en parte por lo que le contaron.

CEDIDA

El pasado día 19 publicó un post en su Facebook, en el que contaba precisamente su historia señalando que «una piedra resultó ser más dura que mi cabeza. Esto me lo contaron, porque al parecer, alguien me encontró tirado en una cuneta y tuvo el detalle de avisar a los servicios de emergencia». Por redes, intentaba localizar a quien o quienes le habían auxiliado, así como a los que le habían asistido en el lugar, y muy especialmente al personal de Jarrio: «Hoy sí hay hashtag #todossomosjarrio». En la siguiente publicación de Jesús Rodil, el domingo 21, el veigueño ya pudo etiquetar un par de nombres, los de Emiliano Fernández Fernández y Manuel Martín Hernández, y extender el agradecimiento a sus compañeros de ruta, expresado también por teléfono. «Espero el día de poder hacerlo cara a cara», añadía en Internet. Día en que caerán al menos, dice ahora Rodil, «cajas de sidra» como invitación de su parte.

Rodil, de 44 años, trabaja en el sector del metal pero también ha tenido experiencia laboral en la cuenca minera y en Francia. Al mismo tiempo, cuenta con un bagaje a nivel de competición popular, con 30 años practicando ciclismo, más seis «ironman» en As Pontes y dos «ultraman» en Ribadesella, a los que seguirá presentándose. Sobre dos ruedas ha tenido en otras ocasiones sus «accidentes y golpes pero fui arreglándome. Esta vez fue serio», señala, y ha podido contarlo.


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