La Voz de Galicia

Los alcaldes ven complicado y casi absurdo precintar las zonas de botellón

A Mariña

j. alonso ribadeo / la voz

Dicen que es imposible acotar playas y abogan por reforzar la vigilancia

12 Jul 2021. Actualizado a las 10:44 h.

Los botellones son una bomba de relojería, el foco donde se están generando los principales brotes de covid y la Xunta, en su apuesta por un «ocio seguro», le pide a los concellos que precinten playas, parques o plazas en horario nocturno. No todos, pero sí aquellos espacios en los que habitualmente se celebran botellones. Pero una cosa es el deseo y otra la realidad, porque pocos alcaldes parecen dispuestos a secundar la norma. Y no es por contradecir a la Xunta ni por rebeldía, sino porque sostienen que es imposible de llevar a la práctica.

La alcaldesa de Viveiro, María Loureiro, manifestó: «Lo estamos valorando, porque con todo el trabajo ordinario no nos da tiempo de adaptarnos de forma inmediata a lo que nos pide la Xunta. Pero tengo que decir que desde que surgió el covid todo recae en los concellos. Para nosotros resulta imposible acotar una playa como la de Covas, por sus dimensiones. Y además, sería inútil, porque si la gente quiere hacer botellón buscaría otro lugar. Lo que sí podemos hacer, y hacemos, es reforzar el control y la vigilancia y si sabemos de algún botellón ir allí y disolverlo. En ese sentido, apelamos a la colaboración ciudadana».

Ocurrió hace unos días, precisamente, en la playa de Covas. Lo que ocurre es que resulta muy complicado identificar a los responsables, porque en cuanto ven aproximarse a los agentes, la concentración de jóvenes se disuelve.

«Lo que está haciendo la Xunta es depositar toda la responsabilidad en los concellos, para eludir la suya si hay un brote. Y los concellos llegamos hasta donde podemos. No se puede cargar todo sobre nosotros y resulta imposible acotar todas las zonas donde se pueden hacer botellones, eso lo entiende cualquiera», añadió la regidora de Viveiro.

Fernando Suárez, alcalde de Ribadeo, tampoco parece muy dispuesto a secundar la orden de la Xunta: «Pode dicir e escribir no Doga o que queira, pero os concellos imos facer o que poidamos, que é o que facemos todos os días, que é, os que temos policía local, intentar que as terrazas cumpran e que se respecte a normativa. En Ribadeo estou moi sorprendido porque a xente se porta razoablemente ben, parece como se non cambiara a normativa. Nós tampouco temos botellódromos. Hai espazos nos que as veces se fan, pero ata este ano parece que está bastante tranquilo».

«Creo que a xente se está portando ben, aínda que iso non quere dicir que haxa un brote mañá. Pero nós seguimos facendo o que fixemos sempre, en coordinación a policía local e a Garda Civil, e a Xunta pode dicir o que queira», concluyó Fernando Suárez.

Lo que ocurre es que con independencia de la eficacia o no de acotar las zonas donde habitualmente se hace botellón, hay quien sostiene que hacerlo tendría un efecto disuasorio.

Fran Cajoto, contundente: «Hai normas ás que non lles vemos sentido ningún»

El alcalde de Foz, el socialista Fran Cajoto, fue si cabe el mas contundente en su valoración de la orden de precintar las zonas donde habitualmente se hace botellón: «Hai normas ás que non lles vemos ningún sentido. Iso é imposible e diría que, ademais, absurdo. Ademais, é trasladarlle toda a responsabilidade ós concellos, cando o botellón, se se pecha unha zona, faise noutra. Nótase que o lexislador non está en contacto coa realidade. Eu o que penso é que se debería incrementar a vixianza e para iso apelo á colaboración da Policía Autonómica. Esa sería a forma de atallar cos botellóns, non colocando quilómetros de cintas que din que poñamos pola noite e as retiremos pola mañá». Además, avanzó que el Concello de Foz, a pesar de sus recursos mermados, va a incrementar la vigilancia determinadas noches de verano, la Policía municipal en colaboración con la Guardia Civil.

PEPA LOSADA

En relación con los botellones, hay quejas de vecinos de Celeiro (Viveiro) por los que -dicen- se hacen los fines de semana en la zona de servicios múltiples en las antiguas instalaciones de la lonja. Apuntan que los jóvenes, además de dejar el recinto portuario lleno de basura, causan desperfectos y daños en las instalaciones. Y temen que, como fuman, se pueda producir un incendio.


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