¿Descubrió un mariñano el quinto continente, Terra Australis Incógnita?
A Mariña

25 May 2022. Actualizado a las 13:24 h.
A Mariña, vocablo que invoca al gigante azul, crio en sus costas durante siglos insignes pescadores y marinos, de piel escamada y salada. Muchos tuvieron papeles destacados en las exploraciones de mares y océanos. El norte de Galicia y Asturias cuenta con miembros de la Felicísima Armada, Capitanes Generales de Panamá, Brasil o Filipinas, Regidores de México, Virreyes de Nueva España o Perú, Gobernador de Cuba, Adelantados de la Florida o Canarias… Entre ellos el primer occidental en explorar el Quinto Continente, Luis Baes de Torres.
Oceanía, fue el último territorio en ser cartografiado, en él Australia ocupa su mayor extensión. Los primeros pobladores llegaron durante el Pleistoceno, a pie y nadando, cuando la plataforma continental unía Nueva Guinea con las Islas Menores. Estas migraciones son una de las primeras poblaciones del planeta tierra fuera de África, de ellos descienden los aborígenes australianos, lo atestigua el conocido Hombre de Mungo.
Desde la Edad Antigua creían en la existencia de tierras desconocidas al sur del mundo, la Terra Australis Incógnita, concepto que exponen Aristóteles y Erastótenes o mencionan los geógrafos Pomponio de Mela y Ptolomeo. Su presencia estaba en todos los mapas, con cierta áurea sobre ella, guardaba grandes riquezas y misterios.
¡Qué teníamos relación con los eucaliptos ya lo sabíamos! El primero en plantarse en Europa, fue en Galicia, lo trajo en semillas Fray Rosendo Salvado hacia 1860, aunque apuntan a otros a orillas del Landro. Una anécdota botánica inexplicable es un árbol Metosidero con varios siglos en A Coruña, mide 18 metros de altura, tan grande como el más anciano del mundo, en Nueva Zelanda, país que curiosamente está en las antípodas o tierra emergida de España, no sabemos cómo llegó este árbol aquí, quizás traído por navegantes.
Es posible que a estas latitudes de Oceanía, arribaran árabes o chinos, incluso parte de la expedición de Loaísa que salió de A Coruña, al perderse el San Lesmes un 1 de julio de 1526, al mando de Diego Alonso de Solís, incursiones sin documentar. La historiografía otorga la hazaña a holandeses (Abel Tasman, de él Tasmania en 1642/43) o ingleses (James Cook, famoso científico en 1768), pero será un gallego quien lo logre.
Los españoles serán los primeros en vislumbrar estas costas. Todo comienza con 3 expediciones en búsqueda de Tierra Austral. La inicial será la del berciano Álvaro de Mendaña y Neira cuando descubre las islas Salomón (1567-1569). En el segundo viaje, vuelven Mendaña e Isabel Barreto, con el objetivo de asentarse en las islas; la escuadra partió en 1595 de Perú con 400 personas y 4 naves, sobreviviendo únicamente la nao San Gerónimo, donde Pedro Fernandes de Queirós ejercía de Capitán y piloto mayor. Quierós regresa a Paito (Perú) un 3 de mayo 1597, e inicia un retorno a Europa, donde tendrá audiencia con el Rey de España y con el Papa Clemente VIII en Roma, solicita seguir explorando la zona. Se pone en marcha una nueva expedición, la tercera y última, que sale un 21 de diciembre de 1605, con 300 personas y una flota compuesta por 3 navíos (Santos Pedro y Pablo, el San Pedro y los Tres Reyes Magos). Su segundo mando recaerá en el mencionado personaje Luis Baes de Torres. Durante esta expedición ven o visitan docenas de islas. Fernandes de Queirós desembarca un 30 de abril en la islas Vanuatu (Nuevas Hébridas) y las bautiza Austrialia del Espíritu Santo, tanto en honor a la casa de Austria como a lo Austral. Zarpan de nuevo, les azota una tempestad que separa los barcos una noche de junio de 1606, esperan 15 días como marcaban los protocolos y al no reencontrarse toman rutas opuestas. Queirós se dirige con el Santos Pedro y Pablo rumbo a Acapulco (México) y Baes de Torres al timón del San Pedrico y Los Tres Reyes a Filipinas (Manila).
La tripulación dirección Filipinas, iniciará una travesía jamás antes realizada, 34 días entre arrecifes, hasta que avistan a partir del 14 de julio, islas de gran tamaño y más tierras, desembarcando y tomando contacto en varias de ellas. Por mera casualidad encuentran el último continente, pasan el Cabo York y surcan el peligroso Mar del Coral por el canal entre Papúa-Nueva Guinea y Australia, que tomará el nombre de Estrecho de Torres en honor al marino.