Monta una empresa con 42 empleados y sueldos de hasta 7.000 euros tras quedarse en el paro
A Mariña
El ourolense Miguel López Piñón fundó en el 2019 Gloswind, una firma que supervisa la construcción de parques eólicos por medio planeta para multinacionales como Vestas, Siemens Gamesa o Nordex-Acciona
23 Dec 2022. Actualizado a las 15:02 h.
Entre las empresas que pagan sus impuestos en Ourol sorprende una con nombre de multinacional: Gloswind. Especializada en la supervisión de parques eólicos, la firma fue creada en el 2019 por Miguel López Piñón. Nacido en A Coruña, pero de origen ourolense, puesto que sus padres eran nativos de la parroquia de Bravos, este técnico de FP2 de Automoción de 47 años se animó a montar su empresa al quedarse en el paro en el 2018 después de unos 20 años trabajando en el sector eólico. 15 de ellos en la danesa Vestas. «Hemos crecido bastante rápido a pesar de que en el 2020 estuvimos 6 meses cerrados por el covid», relata un emprendedor que prevé rematar el 2022 con 42 empleados y una facturación de 2,5 millones.
En este momento, Gloswind tiene trabajadores especializados desplegados en 22 parques eólicos de medio mundo propiedad de multinacionales como Vestas, Siemens Gamesa, Nordex-Acciona o Capital Energy. «Trabajamos en España, Portugal, India, Arabia Saudí, Francia, Italia, Portugal, Austria... Las cosas hay que hacerlas bien, sino no se hacen. No seré el más barato, pero ofrezco calidad», subraya López Piñón, cuya máxima es que sus trabajadores estén contentos, y explica que está pagando sueldos de hasta 7.000 euros (dietas incluidas). «Me gusta que la gente esté feliz porque así trabaja más y mejor», afirma. De los 42 empleados que tiene actualmente, 19 son de la zona de A Mariña, 17 de otras partes de Galicia y 6 de otros sitios de España. Tienen de 19 a 47 años, y la mayoría son técnicos de FP, aunque alguno carece de estudios. «Al final lo que cuenta es la persona y las ganas que tiene de aprender y trabajar», remata.
Tiene proyectos en Soria, Chile o Francia o Arabia Saudí, y facturará este año 2,5 millones
Un dato revela el espectacular crecimiento que está experimentando la empresa ourolense Gloswind. En el 2021 facturó 1,5 millones, mientras que este año alcanzará los 2,5 desarrollando proyectos en provincias españolas como Soria, pero también en países europeos como Italia, Portugal, Grecia, Francia, Austria o Alemania; de Sudamérica como Chile o Argentina; asiáticos como India e incluso de Oriente Medio, como Arabia Saudí.
Descartó el polígono industrial
Miguel López Piñón se planteó la posibilidad de comprar una nave en el polígono industrial de Landrove, en Viveiro, pero descartó esta opción debido a su alto coste y a las nulas facilidades que ofrece la Administración a emprendedores como él. Así que compró un «motorhome» del mundial de ralis que usa como almacén móvil y desplaza a los proyectos que lo precisan, como uno en Sicilia.
Miguel López Piñón, propietario y fundador de Gloswind: «Sufrí atascos de 5,5 horas en Sao Paulo y como en Bravos no se duerme en ningún sitio»
Las instalaciones de Gloswind se sitúan en un entresuelo de la calle Benito Galcerán, en Viveiro, que pasa desapercibido. «Vivo en Bravos y si la oficina no la tengo allí es porque en Bravos no tengo Internet en condiciones y las llamadas telefónicas se entrecortan por la cobertura», destaca Miguel López, que en su juventud prefirió estudiar Formación Profesional en lugar de una Ingeniería. Al acabar los estudios, mientras trabajaba como mecánico de camiones vio una oferta de la fábrica de eólicos de Chavín en la que buscaban oficiales. «Mi padre entonces ya estaba retirado, vivía en Viveiro y decidí venirme porque siempre estuve muy vinculado a esta zona», relata. «Empecé haciendo máquinas que ahora están en A Capelada o en Melide, en 1998», señala. Sin embargo, ya entonces fue visionario: «Veía que en Chavín no iba a tener futuro por la globalización, la mano de obra barata, China..., y pensé: ‘No quiero que con 40 años me manden al paro’». En ese momento abandonó Vestas e inició un periplo que lo llevó a trabajar en empresas eólicas punteras, asumiendo cada vez mayores responsabilidades. «Cogimos el bum del montaje, fueron años muy buenos antes de la crisis de la construcción», indica un hombre que llegó a ser jefe de instalación de parques en Argentina o Brasil, donde vivió tres años. La crisis de Vestas del 2018 lo dejó en la calle de nuevo, y fue ahí cuando decidió dar el salto volviendo a casa. Aunque suene paradójico. «Estoy encantado. Como aquí no se vive en ningún sitio. Sufrí atascos de 5,5 horas en Sao Paulo o de 1,5 horas en la M-30 por haber salido 15 minutos tarde y eso no es vida. Como en Bravos no se duerme en ningún sitio y estoy a 10 minutos de la oficina», finaliza.