La artesanía en miniatura de una mariñana que dio el salto internacional

Fue un poco surrealista para Tareixa Lorenzo, viveirense afincada en San Cibrao (Cervo), verse en la televisión de Kazajistán el pasado mes de noviembre. Su artesanía captó la atención a siete mil kilómetros de distancia de A Mariña, en pleno corazón de Asia Central, ya que una de sus miniaturas en lata fue un regalo personalizado para la superestrella kazaja Dimash Qudaibergen por parte de una fan mariñana que se lo encargó, recreando desde la cuna donde él durmió de bebé, hasta su plato favorito, el beshbarmak, o el instrumento tradicional dombra, del tamaño de un dedo, con el nombre grabado del artista. El padre del mismo se sorprendió al recibir un detalle así y exclamó: «¡Qué bonito!». Fue hace un mes, en Praga donde precisamente existe el bellísimo Museo de las Miniaturas. Aquella fue la segunda yurta en lata que creaba, siendo la primera un obsequio particular que llegó a manos del embajador de Kazajstán en España, Danat Mussayev. «Foi tamén un verdadeiro reto porque facer unha yurta nunha lata con todos os compoñentes da vida diaria dunha familia kazaja era complicado pero foi saíndo», dice, señalando que la próxima será la número 151 y también será... ¡una yurta! Para otra seguidora de Dimash en España.

«Foi tamén un verdadeiro reto porque facer unha yurta nunha lata con todos os compoñentes da vida diaria dunha familia kazaja era complicado pero foi saíndo»

Tareixa Lorenzo cierra 2024 con este peculiar salto internacional. Es la persona que está detrás de la marca Lilliput Way Of Life (@lilliputwayoflife en Instagram), una de las que exponen en A Trastenda de Nicomedes, el mercado navideño de Viveiro que está abierto en el Salón Multitusos del Concello de Viveiro hasta el próximo 4 de enero. Exhibe sus creaciones que van desde casitas marineras hasta estancias en tamaño muy mini, ambientes típicamente navideños o escenas domésticas como una de sus últimas obras, que titula «Pelando patacas» donde para percibir bien el huevo crudo del plato hace falta tener muy buena vista o muy buenas gafas.

En una lata vacía, por ejemplo, Tareixa Lorenzo ve un mundo entero: «Gústame facer cousas en espazos pequenos e énchoa co que se me ocorre en cada momento, con escenas que saen, o ben da miña imaxinación, ou por encargos determinados». «Cada vez _añade la artesana_ teño máis encargos personalizados. Hai dous ou tres anos empecei a traballar, o que antes era un hobbie, xa a nivel máis comercial, cando me estreei na Feira de Artesanía de Viveiro, a través do Stand Efémero. Dende aquela empecei a expandir o traballo hacia fóra, porque todas as feiras de artesanía son sempre un portal e funciona o boca a boca». Se da la circunstancia de que su padre, Antonio Lorenzo, fue precisamente uno de los fundadores de la cita artesana viveirense.

Al margen de que todo lo material se puede reducir a la más pequeñísima expresión, como por ejemplo en el citado museo de Praga donde hasta hay un retrato de la cara de Jesucristo en media semilla de amapola, solo visible con microcospio, por poner un ejemplo de tantos impactantes, Tareixa Lorenzo es meticulosa en la parte previa del estudio, como así lo transmitió al periodista Yerdana Yerzhanuly para el canal de noticias 24 horas 24.kz al contarle cómo se había preparado para documentarse a fondo sobre las yurtas y la cultura nómada, a las que no faltaba ningún detalle: «Tes que facer unha labor de investigación porque cando che piden, como agora tamén por exemplo, unha farmacia, teño que averiguar sobre moitos medicamentos. A min gústame ver a historia que hai detrás. No caso da yurta, coñecer a comida típica, que instrumentos hai... Gústame ampliar a información ainda que non vaia reflexarse toda na lata».