El recuerdo de bares, pubs, discotecas y cines que hicieron brillar a Burela tiempo atrás

Burela: referentes do lecer do século XX es el título del documental que Paco Salgueiro presenta en Burela, en el marco de las fiestas, el martes 31 (auditorio, 20.00 horas) con introducción de Emilio González. Un proyecto audiovisual en el que ha recabado testimonios vecinales y empresariales sobre una de las formas en que antaño más marcaba la vida social de un pueblo: primero a través de bares y tabernas que tenían múltiples usos como ultramarinos, incluso barberías; luego con la llegada de restaurantes más las discotecas, los pubs y los cines, hasta el día de hoy en que buena parte de aquella memoria quedó desaparecida pero no olvidada. De ahí el fin de Salgueiro de recuperarla, no solo a través de palabras y recuerdos, también con documentación gráfica que consiguió gracias a burelenses o al archivo de Buril depositado en el IES Monte Castelo.

Paco Salgueiro explica cómo gestó y desarrolló este proyecto, adelantando algunos de sus contenidos pero sin abusar del spoiler, junto a José Mon Sé, nacido en Vila do Medio, cuya familia regentó Casa Adelina. Era uno de los veteranos junto a la Taberna de Pron o Casa de Fidalgo. «Algúns non eran só bares, tamén ultramarinos (acordo que o aceite se vendía a granel e de despachalo eu de neno). Os bares de barrio foron desaparecendo. Dos daquela época [mediados de siglo XX] desapareceron, uns foron reconvertidos en restaurantes e cafeterías ou cambiaron de nome. Penso que tamén foi a raíz de que á hostalería se lle empezou a meter bastantes impostos».

«Hai 40 anos ou así había moitos máis locais en Burela», resalta. «Si que todos se foron traspasando ou cambiando de nome, algún bar chegou a ter catro distintos», agrega Paco Salgueiro, añadiendo: «Cando foi o bum da construcción, cóntase no documental, as empresas ofrecían ‘el oro y el moro’ para poder edificar». «A construcción arrebatou certos locais pero tamén propiciou a apertura doutros», apostilla Mon, aunque en una área del núcleo urbano mucho más concentrada que en otra época, en la que la «periferia» burelense, por ejemplo la zona del lavadero de caolín y cementerio también ejercían de imán para la hostelería: «Si que está claro que o encanto que tiñan eses locais desapareceu». Otros lugares que propiciaron la vida social fueron los salones de baile, como el Suevia con cafetería al lado de un tío de Mon. La Estrella era también mítica.

Además, la movida burelense llegó a lo más alto. Años dorados que repasó Xevi Bassa, que tuvo el Arsenal, con Salgueiro: «Conta todo o flujo de xente que había, dende o Patio Andaluz ata o Kakauete, a Katana, a Zeppelin... E cando todos pechaban, ían á Estrella e aínda quedaban forzas para ir ao Cairo, o único local que ainda funciona como tal según di». Las discotecas abrieron una nueva era. «O Ronsel tamén tiña música en directo, era un local rompedor», recuerda Salgueiro, con un apunte más, la cantidad de parejas que se formaron en ese ambiente: «Ou que parella non deu o primeiro bico nun cine?».

Antes de que los videoclubs hicieran mella, el Mon y el Avenida eran salas de proyección de películas y alimentaban la vida cultural local, a través de Ledicia o Buril, con teatro (el mismo Miguel Bosé apareció una vez para ver una obra). En el punto álgido de los 90, la inversión técnica en locales nocturnos así como en personal fue importante en un sector que también se movilizaría por el famosísimo apagón de Fin de Año. «Na movida, Burela era unha locura, con xente que viña de Asturias, de Lugo... Estaba a tope», dice Mon. Grupos como Inmaculate Fools o del pop español sonaron en Burela, al igual que Manolo Escobar o Antonio Machín habían entusiasmado antes a otras generaciones.

Salgueiro agradece a los protagonistas del documental su colaboración. «Non foi un camiño de rosas este traballo», comenta el autor, quien también creó otros sobre la Navidad en Burela o las Maulas de Galdo. A nivel privado, uno que le emociona: un homenaje a su madre Lola, que presentó con alfombra roja y todo.