La memoria de José Antonio Carballido Pérez de Ourol a ojos de su nieta Mariola, «niño prodigio» que volvió a la música 42 años después
Ourol
El pasado 1 de enero se cumplió el aniversario del fallecimiento de este vecino de Barces, a los 94 años, que fue ATS, músico, escritor y dibujante
11 Jan 2023. Actualizado a las 17:21 h.
Recientemente se cumplió un año del fallecimiento de José Antonio Carballido Pérez (Ourol, 1927-2022), ourolense cuya trayectoria evoca de forma especial y emotiva Mariola Carballido Quintana, interviniendo en uno de los últimos programas de Pensando en ti de Radio Galega, adonde volverá ocasionalmente para contribuir como nieta a divulgar su vida y obra, igual que en estas líneas. Su abuelo dejó este mundo sobre la una de la madrugada de la fecha 1 de enero de 2022, escuchando de su propia voz, mientras la agarraba la mano, Un beso y una flor de Nino Bravo. Mariola, a la que le gusta cantar, cuenta que esa fue la primera canción que le enseñó a cantar, de pequeña, viajando con su abuelo en el coche. La música era, para Carballido Pérez, verdadera pasión: «Mi abuelo fue un niño prodigio. Ya en su jubilación se dedicó a su sueño de producir canciones para orquestas». Era muy polifacético, pues además de la afición musical y desempeñar la labor de ATS, escribía poemas y libros, e incluso hasta hizo viñetas. Publicó 4 discos y 10 libros..
«Desde muy pequeño se tuvo que buscar la vida para que fuera digna»
«Él nació en Barces (Ourol) _recuerda su nieta_, en una Galicia empobrecida y en la antesala de una guerra. Desde muy pequeño se tuvo que buscar la vida para que fuera digna. Con solo 8 años ya era un niño prodigio en la música (tocó la gaita, también el violín y la flauta travesera), en la que la buena parte de su formación musical fue autodidacta. Me contaba que tocó durante muchos años pero que a los 28, cuando se puso a trabajar de ATS, se 'olvidó' de la música y en la jubilación tuvo que volver a 'aprender'. Fue cuando, realmente, comenzó su etapa artística. Sus primeras canciones eran boleros, vals, pasodobles, pero evolucionó también hacia el pop, incluso con toques discotequeros. Compuso para orquestas de 40 instrumentos y entre sus obras figuran tres dedicadas a sus tres hijos, José Antonio, Susi y José Luis, que se llegaron a estrenar. También participó en el Festival del Landro». «Con 80 años _añade_ componía en el ordenador, recurría a la tecnología, tenía sus redes sociales, su página web, WhatsApp con 94 años y estaba informatizado. Logró adaptarse a los tiempos». Cuando volvió a la música 42 años después declaró, en una entrevista a La Voz de Galicia, diario con el que colaboró en varias ocasiones, en 1998: «Arranqué de nuevo como un chaval de veinte». «Para mí nunca hay edad. La vejez te da oportunidades que, durante la juventud, dejas escapar». «Siento una pasión interna que ni yo mismo la doy comprendido», señalaba en otra, en julio de 2010, con motivo de un homenaje que le brindó Ourol.
Etapa profesional en la farmacia ourolense
José Antonio Carballido Pérez trabajó en la farmacia de Ourol en una época en la que los medicamentos se elaboraban allí mismo por indicación de los médicos, y en ocasiones «hasta 15 días seguidos, sin parar», recuerda Mariola. Pudo sacar el examen para la Universidad, gracias a un gran esfuerzo personal e intelectual: «Enseñaba música y a cambio le daban clases para poder ir a los exámenes en Lugo. E iba en bicicleta. Mi abuelo me hablaba de esa educación del esfuerzo y cómo él, que nació en una familia de agricultores, quería mejorar, relacionarse y ser una persona culta».
Otra faceta suya destacada, la de escritor
Su creatividad literaria se materializó en forma de poesía, narrativa y ensayo, y en publicaciones como Soltando el alma, su primera obra, la novela policíaca y de amor Muy feliz hasta un día o Adentrándome en Galiza donde dedicó este poema a su tierra gallega: «Vivímosche na Mariña/ é unha terra moi fermosa/ eche unha terriña meiga/ ó norte desta provincia».
Mariola Carballido sostiene que es «un referente». «El esfuerzo de mi abuelo me ha regalado tiempo para cumplir mis sueños», destaca ella, que tenía una relación «única y especial» con él: «Hacíamos muchas cosas en común». Para empezar, compartieron sus principales momentos existenciales: «Él estuvo presente el día de mi nacimiento y yo pude estar con él el día en que murió».
«Era muy conciliador, justo, preocupado socialmente, ecuánime y comprometido»
«En su momento se le hizo un reconocimiento en vida en Ourol _recuerda_ y ahora me gustaría hacérselo, a título póstumo». Por último, valora de la personalidad de su abuelo que era «muy conciliador, siempre intentaba que todo el mundo estuviera cómodo. Era justo, preocupado socialmente, ecuánime, muy equilibrado, comprometido y responsable. Cuando tenía que ser serio, lo era, pero había días que se los pasaba contando chistes. Tenía esa alegría». Ya en edad avanzada, «era un alma joven en un cuerpo de mayor», señala sonriendo. La ilusión nunca muere es el título de uno de los poemas que José Antonio Carballido Pérez dejó escritos. También como excelente mantra de su gran pasión por la vida.