Las monjas de Marta y María preparan su salida de Ribadeo después de 20 años y se busca sitio para 30 ancianos del asilo
Ribadeo
Apreciadas por su labor, dejarán el hospital asilo con el inicio de la reforma, para lo que habrá que reubicar durante dos años a los ancianos que residen en la actualidad
04 Nov 2022. Actualizado a las 21:15 h.
Hace 20 años, en verano del 2002, dos religiosas de Guatemala de la Congregación de Marta y María (orden que entonces atendía los asilos de Mondoñedo y Foz) se hacían cargo de la gestión del hospital asilo de Ribadeo, una instalación municipal que durante más de cien años había tenido al frente a las monjas de otra congregación, las Hijas de La Caridad de San Vicente de Paul, al final cuatro mujeres de las cuales dos se quedaron a vivir en el colegio Sagrado Corazón de Ribadeo y otras dos se fueron a León y Ourense. «Nunca lles poderemos agradecer bastante a súa labor», declaraba la entonces, en verano del 2022, edila de Servizos Sociais, Mari Paz Ramos.
El cambio de papeles se hizo con absoluta discreción. Nada se vio alterado en el asilo ribadense que era y sigue siendo uno de los más económicos para los usuarios de toda Galicia. Y en ello tiene mucho que ver la labor desprendida de las monjas. Ahora se avecina otro relevo. Las cuatro religiosas de la congregación de Marta y María que viven y trabajan en el hospital asilo también se irán. Era algo que la orden venía barajando desde hace tiempo, por la complejidad para desarrollar su labor por la precariedad de medios (que paliaban con el auxilio puntual del Concello) y que ahora precipitará la imprescindible reforma que se debe acometer en el asilo para ajustarlo a la legalidad. El presupuesto ascenderá a 1,5 millones de euros, sin contar el mobiliario. El Concello dispone de casi 800.000 euros que donó el médico Francisco Moreda, fallecido en Barcelona en el 2019, y confía en la aportación de otras administraciones, singularmente de la Xunta (el PP ribadense acaba de reiterar que contribuirá a financiar la obra, aunque de momento se ignora en qué media). «Pero en calquera caso imos amañalo si ou si, aínda que nos vexamos na obriga de ter que recorrer a un préstamo. Todo vai quedar encarrilado antes de que remate o mandato», dice el alcalde, Fernando Suárez. Y con ello, con el inicio de las obras y el traslado de los residentes, las monjas se irán.
La previsión en el proyecto es que la reforma se prolongue durante año y medio, aunque se da por hecho que será más tiempo, dada la complejidad de la actuación y el posterior retorno de usuarios. Porque ese es otro de los hándicaps de esta imprescindible mejora, que la Xunta (así se lo ha solicitado el Concello) debe reubicar en otras residencias a los 30 ancianos y ancianas que vivene en la actualidad en el hospital asilo.
Con la conclusión de las obras, se decidirá el nuevo modelo de gestión, tarea que corresponderá a la próxima corporación municipal, pero en principio se descarta el regreso de las religiosas.
Agradecimiento
«Esta congregación fíxose cargo do asilo coa firma dun convenio de dúas caras, asinado por elas e polo entón alcalde, Rodríguez Andina, onde se dicía que ían a estar dez anos, cunha posible prórroga de dez mais, que conclúe agora», explica Fernando Suárez, quien elogia y se muestra muy agradecido por la labor desarrollada por las monjas.
«O asilo é dos máis baratos de Galicia, coa axuda do Concello. Dende fai uns anos, e máis coa pandemia, inxectamos diñeiro para a compra de alimentos para que as contas cadrasen. Agora, aproveitando que hai que parar e baleirar o asilo polas obras, as relixiosas iranse. Solo teño boas palabras para elas, e levan todo o meu cariño pola labor que veñen facendo. Dende o Concello, como era a nosa obriga, axudámoslles, man a man, tamén nos momentos máis duros, como na pandemia», añadió el regidor.
El personal que trabaja en el hospital asilo, una docena de personas, será adscrito de forma transitoria a otros departamentos del Concello, en particular a Axuda a Domicilio, para después reincorporarse al asilo una vez hecha la reforma.
Una rehabilitación de gran complejidad, que se prolongará al menos durante año y medio
El proyecto de reforma del hospital asilo ha sido redactado por el arquitecto municipal, Carlos Longarela. Las actuales instalaciones, explica, están en una situación alegal. El edificio de cuatro plantas es el resultado de diferentes ampliaciones, con materiales dispares y presenta cierta inestabilidad estructural. Pero uno de sus mayores problemas es que las habitaciones no tienen las dimensiones mínimas que se exigen en los asilos. Los aseos tampoco están adaptados, ni se cumple la normativa contra incendios. Adaptar el inmueble requerirá de una actuación compleja, con la obligación, además, de conservar las fachadas frontales y laterales, respetando los huecos existentes, por ser un edificio catalogado.
Así, se instalará una escaleras de incendios, se redistribuirán las habitaciones, con cuartos de baños y se adaptarán el salón-comedor y los pasillos. La última planta, que se construyó en hormigón financiada por un particular, se conservará como en la actualidad. Sí se vaciarán parcialmente la primera y la segunda planta, con forjados de madera. También se instalará una nueva acometida eléctrica, implementando sistemas de ahorro energético, y se hará un circuito de aire.
Se trata de una obra de gran complejidad, por las características del edificio (la primera y segunda planta son de piedra; la tercera con pilares de fundición, y la cuarta de ladrillo y forjado de hormigón), cuyo verdadero estado se ignora y puede deparar sorpresas y complicaciones durante la ejecución de la reforma, por tratarse de una rehabilitación, no de una obra nueva.
En la actualidad, el hospital asilo tiene una capacidad de 40 plazas, que con la reforma quedará en 38.