El milagro de la casa que empezó a reconstruirse por el tejado
Arousa
Antonio Durán quería cambiar la cubierta de un viejo almacén de redes. El proyecto creció y ahora tiene una preciosa vivienda en Vilaxoán
13 Jan 2013. Actualizado a las 13:21 h.
un caso concreto en el corazón de vilaxoán
Allá por los años setenta, Antonio, un marinero vilaxoanés, decidió cambiar la cubierta de la vieja casa que utilizaba para guardar sus aparejos de pesca. Como el inmueble era de sus padres, y como sus padres no estaban por la labor de hacer obras, el galpón pasó a manos del hijo. Unos treinta años después Antonio, convertido ya en jubilado, asumió que debía aflojarse el bolsillo para volver a cambiar la cubierta de la casa. Ya iba a ponerse manos a la obra cuando su hijo le recomendó visitar la oficina del ARI por si acaso había alguna ayuda a la que acogerse. Y la había.
Desde que entraron en la oficina del área de rehabilitación, confiesa Antonio, el proyecto no paró de crecer. «Xurdíu a posibilidade de facer algo máis», cuenta como si tal cosa. En realidad, lo que se presentó ante sus ojos fue la posibilidad de cumplir su sueño de tener una casa a un tiro de piedra del lugar en el que nació. Una casa moderna, cálida y confortable, nada que ver, aún siendo el mismo lugar, con el domicilio de O Jaliño que Antonio extrae de sus recuerdos de infancia.
Pero empecemos por el principio. Y en el principio de todo, Antonio y Marisa expusieron a los técnicos del ARI qué era lo que querían: un espacio amplio en el que poder reunirse con su familia y celebrar fiestas y comidas. Pero ya se sabe que las celebraciones familiares pueden prolongarse, así que no tardó en surgir la posibilidad de construir un dormitorio volado sobre la sala, apoyado en unas gruesas vigas de madera. ¿Y por qué no aprovechar parte del patio para construir una cómoda cocina? Entre eso y colocar el baño bajo el hueco de la escalera, el salón queda amplio y diáfano, ideal para recibir a mucha gente, con la antigua lareira y el viejo fregadero de granito incorporados a la escenografía.
El presupuesto, doblado
«Tiñamos un presuposto cando empezou a obra, e ao final disparouse. Doblámolo», dicen Antonio y Marisa. Los números, mejor se quedan en el ámbito de la privacidad. Ellos, de momento, no han cobrado aún ni un euro de los prometidos. «Hai que ter os cartos, pero a verdade é que aforras», dice Marisa. Han accedido a algunas licencias con rebaja y se han ahorrado también el coste del proyecto, elaborado por los técnicos del ARI. «E a casa foi ben feita», apunta Antonio, que siguió de cerca todos los movimientos. La vivienda ha sido perfectamente aislada, por arriba y por abajo. Tanto que «se ven unha riada, antes de que entre a auga sae a casa flotando», bromea Antonio.
Él se declara satisfecho a todas luces. Marisa también. Y las risas de los nietos que llegan desde el dormitorio superior apuntan a que a los pequeños les encanta su nuevo reino.
Marisa
«O proxecto foi crecendo. Empezamos para cambiar o tellado e acabamos así»
Antonio Durán