«No voy al Orgullo Gay porque estoy orgulloso todo el año»
Arousa

El incombustible cómico actúa este domingo a las 19.00 horas en el auditorio de A Fundación
10 Jan 2019. Actualizado a las 05:00 h.
Moncho Borrajo (Baños de Molgas, 1949) llega a Pontevedra. Viene en esta ocasión con un espectáculo titulado Borrajo + perdido. Se podrá ver el domingo en el auditorio de Afundación. Las entradas se pueden adquirir en ataquilla.com a partir de 16,20 euros más los gastos derivados de la gestión.
-¿Está usted perdido?
-Es una respuesta a la situación por la que está pasando este país. Yo ya no me aclaro, porque no sé lo que es políticamente correcto e incorrecto, con quién puedes hacer chistes y con quién no. En el mundo en el que vivimos ahora cualquier inepto, que no pone cara ni número de carné de identidad, te juzga porque le sale de las narices.
-Pero eso a usted nunca le importó mucho. ¿No?
-Y seguiré estando por encima de eso, pero ocurren cosas increíbles. El otro día conté un chiste de maricones y una señora me llamó homófobo. Yo le contesté que a ver qué era eso de que no pudiera reírme de mí mismo. Y me dijo: «Es que se llaman gais». A lo que le respondí que ese era un término para designar en inglés a un chico alegre, y yo de chico y de alegre no tenía nada. Es un momento extraño porque cuenta un chiste de un cojo y se enfada el que no lo es mientras que el cojo no se enfada. Es una situación en que uno de verdad que se cansa.
-¿Le hace caso a las redes? ¿Es activo en ellas?
-En las redes más que en la cama. Las redes sociales son muy necesarias para la promoción de los espectáculos y yo intento ser una persona correcta en ellas y cuando voy a dar lo hago sin insultar. Pero, últimamente en este país, la gente ha interpretado libertad de expresión con libertad de insulto. No es así, el ingenio tiene que superar al insulto. Además, ahora se junta todo. A mí, por ejemplo, me parece muy bien que las mujeres protesten, pero yo soy cristiano y no me parece bien que unas señoritas se aten a un crucifijo con las tetas al aire en una catedral. A mí me molesta. Sin embargo, al juez no le parece así. Seguro que si lo hicieran en un juzgado las echaría. Yo, por ejemplo, no voy al Día del Orgullo Gay porque estoy orgulloso todo el año. Yo creo que había que hacer dos días, uno para reivindicar nuestros derechos y el otro para disfrazarnos. -¿Y toda esa incertidumbre cómo la lleva a su espectáculo?
-Hemos hecho algo que me parecía lógico, como es bajar el precio de las entradas a 18 euros. La mayor parte de mi público es mayor y cobrarles más les supone un esfuerzo. Yo prefiero tener un teatro lleno a 18 euros la entrada que uno a medio llenar con entradas más caras. En vez de lleva un gran decorado, llevo una cosa muy sencilla, con bombillas y muy en clave de humor.
-¿Y sigue escribiendo?
-En breve publicaré una nueva novela que va de asesinatos en un crucero. Escribir me da tranquilidad, voy ya por el libro número veinte.