!Atención, inspector gastronómico!
Arousa
Es inexplicable que de 16 locales arousanos recomendados en la guía Repsol solo uno sea de Vilagarcía
29 Oct 2023. Actualizado a las 05:00 h.
La crítica de restaurantes es una disciplina periodística reciente: solo hace 55 años que se publicó en el suplemento dominical de ABC la primera crítica. La escribió en 1968 el aristócrata Francisco Moreno Herrera, Conde de los Andes. Firmó como Savarin y analizaba el hostal Gaitán de Jerez de la Frontera. Antes de él, habíamos tenido en España grandes escritores gastronómicos, entre los que destacaban los gallegos Julio Camba y Álvaro Cunqueiro, pero no críticos.
Fuera de España, el primer crítico mundial de restaurantes fue el francés Grimod de La Reynière (1758-1838), que publicaba un informe anual de gastronomía: L'Almanach des gourmands. En París, entre 1803 y 1812, salió este informe donde se ofrecía una guía de restaurantes y una serie de críticas que eran temidas por los chefs pues los arruinaban o los lanzaban al estrellato.
Ya existía polémica entonces pues Grimod fue acusado de aceptar sobornos para escribir buenas críticas y hubo de huir de París para no tener problemas. Me recuerda esta historia a la de aquel crítico que, al no ser invitado y agasajado como él esperaba, arruinó la fama y prestigio de Manolo Chocolate y su restaurante de Vilaxoán (primera estrella michelin vilagarciana en 1980) en los años 90.
Tras los críticos y las guías, aparecieron los inspectores, esos personajes de Michelin, Campsa, Repsol o Gourmetour que, a lo largo de los años, visitaban los restaurantes de O Salnés para subir o bajar calificaciones y otorgar o quitar soles, soletes, recomendaciones, bib gourmands y estrellas. De ellos, solo quedan los inspectores de Michelin y Repsol.
Recuerdo cuando los inspectores otorgaron al restaurante Loliña de Carril una estrella michelin que revolucionó la gastronomía vilagarciana. Ni Dolores ni su hermano se enteraron de la presencia del inspector o inspectores, que estuvieron allí de incógnito. Dos años antes de concedérsela, apareció por el Loliña un señor belga que se interesó por ver los baños, la cocina, los lavaderos y hasta la habitación de la plancha, también preguntó por el origen del producto que cocinaban. Ellos creyeron que era un inspector de sanidad con acento francés. Luego pasaron los inspectores a comer y, en 1994, les otorgaron la anhelada estrella, que nunca más ha vuelto a iluminar el firmamento gastronómico vilagarciano, aunque sí ilumina restaurantes próximos en Padrón (O Pazo), Raxó (Pepe Vieira), O Grove (Culler de Pau), Pontevedra (Eirado), Cambados (Yayo Daporta) y Poio (Solla). Todos con una estrella michelin y Pepe Vieira y Culler de Pau con dos.
Días atrás, se publicó la lista de soletes de la otra guía fundamental de la gastronomía española, Repsol, y los resultados llaman la atención, sobre todo en lo referente a Vilagarcía, donde no ha caído ni un miserable solete y donde la única referencia gastronómica para la guía Repsol es el restaurante Loxe Mareiro de Carril, que tiene un sol. Me parece raro e increíble que una ciudad tan gastronómica como Vilagarcía solo tenga un sol y no tenga, ni tan siquiera, un restaurante, tapería, café, terraza, chiringuito o heladería con solete ni tampoco algún restaurante recomendado en esta importante guía de referencia.
La distribución «soleada»
No es normal que de 16 reseñas de restaurantes, taperías, vinotecas y chiringuitos de Arousa en la guía Repsol, solo una sea de Vilagarcía. Dos son de A Illa, tres de Cambados, nueve de O Grove y una más de Ribadumia. No entiendo que haya cuatro soletes en Porto do Son, otros dos en Noia, Ribeira y A Pobra, uno de Boiro, uno en Caldas de Reis, uno en Rois y tres referencias en Padrón: un dos soles, un recomendado y un solete. La ausencia o presencia testimonial vilagarciana no tiene lógica, sin que ello sea óbice para reconocer la calidad de Loxe Mareiro.
¿Pero y Casa Bóveda, Pepe Quilé, O Fogón da Ría, La Malquerida, Doña Tapa, Plácido, Derby, A Castelara, El Ruedo, Luchana o incluso los churrascos A Ría y de Rubiáns, la parrillada Milongas, A Batea (el palafito del muelle), la Taberna de Carril, D'leria, el Xoxes, As Eiras en Vilaxoán y otros, que entrarían perfectamente en la calificación de solete.
Los soletes son una calificación que la guía Repsol lanzó después de la pandemia. Son cafeterías, pastelerías, heladerías, chiringuitos y terrazas, restaurantes de menú del día, bares, tascas y barras, restaurantes de carretera y de extrarradio que poseen encanto y que, sin llegar a la categoría de restaurante recomendado o con un sol, sin embargo tienen su gracia y su atractivo gastronómico.
Cada temporada o estación se proponen unos 10 por provincia. En verano, más terrazas, chiringuitos y heladerías. En invierno, más churrerías, pastelerías y restaurantes o bares de barrio. Al llegar Semana Santa, taperías y barras de carretera o de destino vacacional. En fin, en Pontevedra deben de haberse propuesto ya unos 50 en estos años. ¿Ninguno de Vilagarcía? Ahí está fallando algo. Al igual que no se entiende muy bien la calificación de solete para un restaurante tan sólido, tan de sol o, al menos, recomendado, como es el caso de Casa Rosita. Les confieso que escribo con conocimiento de causa porque he sido inspector durante tres años, aunque no en Galicia, y no comprendo qué pasa con Vilagarcía. O bien falta promoción o bien queda tan lejos de Vigo que allí no sonamos. Una pena.