Un tiburón azul irrumpe en la ría de Arousa
A Illa de Arousa
La quenlla, un ejemplar joven que nadaba en aguas del puerto de A Illa, tiene una longitud de metro y medio y una herida en el costado
22 Jun 2023. Actualizado a las 20:59 h.
Su distribución, prácticamente en todos los mares del planeta, hace del Prionace glauca uno de los tiburones más reconocibles. Denominado tiburón azul, tintorera o quenlla, en gallego, sus costumbres sitúan su hábitat preferente en aguas frías y oceánicas, aunque con la llegada del verano se incrementan las posibilidades de avistar algún ejemplar en las áreas costeras. Lo que no es tan frecuente es que se introduzcan en el interior de las rías, como acaba de hacer el animal que hoy nadaba en el puerto de A Illa, en pleno mar de Arousa.
Como las apariencias acostumbran a engañar, su aspecto estilizado y sus dientes afilados hacen pensar en un comportamiento agresivo. Sin embargo, aunque se trata de una especie cazadora, apenas se han documentado ataques al ser humano. Pese a carecer de un valor comercial estimable, la pesca industrial con palangre constituye un verdadero peligro para su supervivencia, tal y como denuncian organizaciones como Greenpeace, que calculan que cada año unos diez millones de individuos mueren por esta causa. Si en la carta de algún restaurante figura una sopa de aleta de tiburón, con toda seguridad procederá de una quenlla.
El tiburón que emergió en Arousa parece un ejemplar joven, con una longitud aproximada de un metro y medio. Un equipo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) se desplazó esta tarde a A Illa tras recibir una llamada de teléfono que alertaba de su posible varamiento. La unidad, sin embargo, ha comprobado que no es así. El animal nada en aguas superficiales, pero lo hace de forma normal. Muestra, eso sí, una herida en uno de sus costados.
Alfredo López, director de la coordinadora, explica que a lo largo de los últimos cinco años se ha dado una llegada masiva de quenllas a la costa de Galicia: «Trátase de crías recén nacidas, de 50 a 70 centíimetros de lonxitude, que se achegan a terra para alimentarse, fuxindo do canibalismo dos maiores, e voltar ao océano ao aumentar de tamaño». «Estas primeiras quenllas medianas —advierte— son o anuncio das que logo virán máis pequenas».