Tolín, piragüista con 68 años: «Se non estivese facendo deporte así, non estaría como estou de ben»
O Grove
Tras toda una vida de remero en el CR Mecos, la pandemia cruzó en el camino del veterano grovense el otro gran deporte náutico de su pueblo, que lo mantiene en el candelero de la competición deportiva y en su lucha contra sí mismo por ver cuanto tiempo más consigue vencer su espíritu competidor al paso del tiempo
10 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Antonio Devesa Pérez, Tolín (O Grove, 1956) estaba llamado a concluir su carrera deportiva como remero. Tras haber retomado su trayectoria en el costado de babor del batel y de la trainera del Club de Remo Mecos en el 2017, cinco años después de haber disputado su última Liga Galega de Traíñas, y de gozar de la titularidad con 60 primaveras a la espalda en la competición reina del banco fijo autonómico, el arousano fue rebajando su exigencia, ayudando a completar los barcos del club durante las regatas de pretemporada y en los entrenamientos en los que la tripulación meca andaba justa de efectivos. Hasta que llegó la pandemia. Entonces, en el 2020, la entrada de un ergómetro en su casa, suministrada por el Breogán do Grove a una de sus hijas, piragüista, reescribió la historia deportiva de Tolín.
«Funlle collendo o gustiño», cuenta quien había formado parte de los pioneros del remo en O Grove en el año 1981. Y en cuanto la progresiva relajación de las restricciones lo permitieron, en el 2021 se acercó al club de piragüismo de su pueblo. Su primera impresión no hizo más que consolidarse. «Eu xa non estaba para formar parte dun equipo», confiesa, no al menos para rendir al máximo nivel, y en el deporte de la pala encontró la alternativa perfecta para seguir dando rienda suelta a su pasión. Esa que ha llevado a Tolín a no dejar de acudir al gimnasio prácticamente a diario ininterrumpidamente desde el 2001, primero al del CR Mecos y después al del Breogán.
Liberado de un plan de entrenamiento espartano y con el tiempo libre que le facilita su reciente jubilación, Tolín empezó practicando con una piragua de kayak de mar, más ancha y estable, compitiendo hoy en regatas de pista y en la modalidad de barco dragón. En esta última es en la que, dice, más disfruta. Por competir en embarcaciones de entre 12 y 22 palistas, y por hacerlo junto a su propia mujer, en una actividad en la que comparte horas «con xente moi variopinta», mucha sin experiencia previa en deporte federado, con la que ha congeniado a la perfección al tiempo que alimenta su gen competitivo —luce ya un buen botín de medallas en competiciones oficiales—.
«Son competidor. Na piragua desfruto. Gústame e rétome a min mesmo a ver canto tempo máis dou aguantado». Un reto al que Tolín añade el de tener que seguir aprendiendo a mejorar en un deporte, el piragüismo, que le había sido ajeno hasta los 64 años: «Na piragua, ademais de estar ben fisicamente, precisas de técnica. E estou niso, porque inda perdo moitas paladas», dice.
El arousano, nos cuenta, entrena del orden de una hora y media en el gimnasio, donde sigue levantando 40 kilos en arrancada, la mitad de lo que hacía en sus años mozos, y otro tanto tiempo en el agua «cando o tempo deixa». Algo a lo que le ayuda el hecho de que «lesións graves nunca tiven». El año pasado se rompió el menisco externo de su rodilla derecha, pero «nunca parei de todo», aclara. Y en este un manguito rotador le está dando la lata en los hombros, pero sin llevarlo a pensar en dejar de competir. Es más, reflexiona: «Se non estivese facendo deporte de continuo, non estaría como estou de ben de saúde». Por todo ello, y por todo lo vivo que le ha hecho sentir el deporte, Tolín, el hombre sin fecha de caducidad, declara: «O que me estraña é que xente á que lle encanta o remo ou o piragüismo o deixen aos 30 anos, ou mesmo antes».