Dos veces campeón del mundo y saltando el potro y el caballo a los 70 años

Los éxitos del vilagarciano Marcial Dorado con la selección paralímpica de baloncesto no remataron con el oro olímpico. Al año siguiente, el reto era un Campeonato del Mundo que se celebró en Atenas. La expedición española se hospedó en la Villa Olímpica -«que estaba en muy mal estado», recuerda- pero eso no fue óbice para que el combinado que dirigía el técnico arousano se impusiera en la final a Brasil (72-59) tras derrotar en la semifinal a los anfitriones. Todavía quedaba un broche de oro, y nunca mejor dicho, a la trayectoria de Marcial Pesado con la selección de personas con discapacidad y este llegaría en otro Mundial. En este caso, con Brasil como escenario, y con una nueva victoria al superar a Polonia en la final.

Marcial siguió vinculado al deporte tras apartarse del combinado nacional. Tanto colaborando en el OAR como dando clases en Ferrol donde, a los setenta años, todavía saltaba el potro y el caballo ante sus alumnos «para dar ejemplo», recuerda. Lo hacía con un riñón extirpado y pese a unos problemas crónicos de pulmón heredados probablemente de su etapa militar. De toda aquella época gloriosa apenas le quedan recuerdos -la medalla de Brasil y los recortes de la prensa de la época- porque donó la mayor parte del material que tenía a la Federación.

«Vilagarciano de pura cepa»

Vive en Ferrol desde hace muchos años, pero nunca se ha olvidado de sus orígenes. Muy activos en las redes sociales, este mismo año se acercó a la ciudad que lo vio nacer para disfrutar de las fiestas de Santa Rita y hacer un completo recorrido fotográfico. «Soy vilagarciano de pura cepa, y a mucha honra. Defiendo a Vilagarcía por todas las partes del mundo», afirma. Y que así sea por muchos años.