La Voz de Galicia

Las pistas de pádel generaron al Puerto una deuda de 60.000 euros

Vilagarcía de Arousa

serxio gonzález vilagarcía / la voz

La empresa que recogió la concesión de Lito tuvo que cubrir el agujero económico

13 Jan 2019. Actualizado a las 05:00 h.

Aunque no llegaron a cumplir cuatro años en funcionamiento, las instalaciones de pádel de Condesa Sport, la compañía ligada al empresario Ángel Martínez Pérez, el antiguo señor de las orquestas conocido popularmente como Lito, han dejado sin duda una particular huella en Vilagarcía. Un rastro que tendría un mal regusto económico de no ser porque Sanbrafit S. L., el grupo que asumió la gestión del complejo, puso sobre la mesa el dinero necesario para cancelar la deuda que esta controvertida concesión había generado en la Autoridad Portuaria. Una cantidad que, según el acta del consejo de administración en el que se aprobó la transmisión de la concesión, ascendía a sesenta mil euros.

Lo cierto es que el transcurso de aquella reunión dio pie a lo que, al menos aparentemente, constituye una contradicción. El consejo portuario aprobó en diciembre del 2017 la desvinculación de Lito y el desembarco de los nuevos gestores. El precio fijado para la transmisión fue de 75.000 euros, que se harían efectivos de la siguiente forma: «La mercantil Grupo Sanbrafit S. L. abona al concesionario 60.000 euros antes de la autorización de la transmisión para pagar la deuda que este tenía con la Autoridad Portuaria». Por otra parte, «la cantidad restante se abonará una vez que se autorice la transmisión de la concesión», tal y como recoge el acta de aquella sesión. Unas líneas antes, el consejo afirma, sin embargo, que el concesionario, es decir, Ángel Martínez, «se encuentra al corriente en el cumplimiento de todas las obligaciones derivadas de la concesión». Pero en ningún momento se aclara el equívoco ni se especifica en qué consiste ni cómo se originó la deuda, si todos los pagos estaban en regla.

Para cuando el complejo cambió de manos, la situación insostenible a la que había llegado el pádel portuario llevaba meses protagonizando todo tipo de debates en torno a la Autoridad Portuaria. Fueron el BNG y su consejero por encomienda municipal, el concejal Xabier Ríos, quienes plantearon el problema abiertamente en el organismo portuario. Corría el verano del 2017 y Ríos acusaba al Puerto de desentenderse de cualquier aspecto que no fuese el meramente económico. El edil nacionalista quiso saber si el pádel pagaba regularmente las tasas derivadas de su actividad, si disponía de todos los permisos necesarios y, por último, si en su seno existía un conflicto de índole laboral. El Puerto insistió con rotundidad en que la instalación estaba al día en sus obligaciones económicas.

El consejo insistió con rotundidad en que el empresario estaba al tanto de sus obligaciones

Portos de Galicia defendió la actuación portuaria

El consejo de administración de Vilagarcía no fue el único foro en el que se planteó el debate sobre la situación del pádel portuario. En julio del 2017, este problema llegó a la Comisión de Pesca del Parlamento de Galicia, en aquella ocasión por iniciativa del grupo de En Marea. El presidente de Portos de Galicia, José Juan Durán, defendió la concesión otorgada por la Autoridad Portuaria y reiteró que Martínez estaba al corriente de sus pagos.

Denuncias, bailes en torno a Fexdega y naufragio en apenas cuatro años

La creación de unas pistas de pádel en terrenos públicos fue un empeño del exalcalde popular de la ciudad, Tomás Fole, que contra viento y marea quiso hacerlo realidad. El proyecto, la verdad sea dicha, nació torcido. Aquel bipartito que formaron el PP e Ivil apostó primero por privatizar una parte de Fexdega para ponerla en manos de una empresa que, ya se barruntaba entonces, bien podría ser Condesa Sport. Curioso proceder en una formación teóricamente liberal en lo económico, puesto que en la ciudad ya existía una iniciativa privada en este ámbito. Fole obvió a la fundación de deportes en la toma de semejante decisión y llegó a sacar a concurso su idea. El asunto, sin embargo, fracasó. Tras mucho lío de papeles, y en plena refriega con la oposición, que conformaban PSOE, BNG y EU, el controvertido proceso quedó desierto.

 

El proyecto del PP encontró eco entonces en la Autoridad Portuaria, abriendo un encendido debate en Vilagarcía sobre la función prioritaria de dicha institución y la conveniencia de destinar terrenos de su titularidad a actividades ajenas por completo al tráfico marítimo de mercancías. El caso es que las pistas sí salieron adelante en este segundo arreón, con denuncia del PSOE incluida, puesto que las obras comenzaron antes de que dispusiesen de licencia. Solo para acabar naufragando cuatro años después. Menos mal que Sanbrafit llegó para sacar las castañas del fuego, inyectar dinero y crear un gimnasio de primer nivel... a costa de deshacerse del pádel de marras. Lo dicho, torcido.


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