La Voz de Galicia

Vilagarcía tendrá un contenedor exclusivo para residuos orgánicos

Vilagarcía de Arousa

serxio gonzález vilagarcía / la voz

El depósito verde desaparecerá, y los desperdicios no reciclables que hasta ahora se introducían también en él pasarán a colocarse en otro nuevo contenedor gris

14 Sep 2020. Actualizado a las 13:55 h.

La renovación del contrato más importante de cuantos gestiona el Concello de Vilagarcía, el de la basura y la limpieza de calles y espacios públicos, se eterniza desde que el anterior gobierno municipal, que conformaban el Partido Popular e Ivil, decidió prorrogarlo tres años cuando su vigencia expiraba, en el 2015. Han transcurrido otros dos desde aquella nueva fecha límite y ahora, por fin, el pliego de condiciones parece estar a punto de cristalizar en un documento que, como el concejal Lino Mouriño explicaba esta semana desde el punto limpio, podría estar redactado antes de que concluya este extraño 2020. No es mucho lo que de momento ha trascendido sobre su contenido, pero sí algunas pinceladas que dibujan cambios drásticos en el servicio.

Para empezar, todos los contenedores de basura serán renovados. Son varias las razones que justifican este cambio. En primer lugar, la introducción de un quinto depósito que se destinará, exclusivamente, a los residuos orgánicos. Se acabó, por lo tanto, esa bolsa de basura en la que casi todo cabe y los restos de la comida se combinan con el polvo de la aspiradora, un vaso roto o los palillos usados. Los restos orgánicos tendrán su propio contenedor, probablemente de color marrón. No era esta la prioridad del equipo de Alberto Varela cuando, hace cinco años, comenzó a estudiar el futuro de este complejo contrato. La apuesta de Mouriño se inclinaba hacia la generalización del compostaje colectivo, sobre todo tras la excelente experiencia del barrio de O Piñeiriño. La resistencia que este sistema encontró en otras zonas de Vilagarcía ha ralentizado su ampliación, que no se descarta, pero, obviamente, urge resolver este problema, y el quinto contenedor es la fórmula que se desplegará en los tres núcleos urbanos del municipio: además de Vilagarcía, Carril y Vilaxoán.

Estos restos orgánicos no acabarán en la incineradora de Sogama, sino en una planta de compostaje. A falta de que la Xunta gestione la creación de unas instalaciones de este tipo en el entorno de O Salnés, que en algún momento tendrá que incluirse en la agenda de la comarca, la propia Sogama dispone desde hace dos años de su servicio de compostaje, y en O Porriño funciona otro complejo para el tratamiento de esta clase de residuos. Todo lo demás que hasta ahora se arrojaba al contenedor verde, y no sea susceptible de ser reciclado -el refugallo, para entendernos- tendrá como destino un nuevo depósito de color gris.

 

Recogida selectiva en el rural

Independientemente de que este sistema pueda ampliarse a partir de las zonas urbanas, también las áreas rurales verán potenciada la recogida selectiva de basura. Como mínimo, en cada punto habrá un contenedor general y otro amarillo, destinado a latas, briks y plásticos. Ravella estudia, además, el establecimiento de localizaciones estratégicas para extender de forma verdaderamente eficaz la recogida de cartón y vidrio por las parroquias.

Como quiera que el mecanismo clásico de recogida, a través de un camión de carga trasera, va a ser sustituido en el entramado urbano por la recogida lateral, que permitirá que un solo operario realice todas las tareas con un mando, auxiliado por una cámara de vídeo y sin necesidad de abandonar la cabina, esta es otra de las razones que explican la renovación de los depósitos, al igual que la de la flota de vehículos. Habrá menos contenedores, pero su volumen será mucho mayor; prácticamente el triple, pasando de una capacidad de 1.100 a unos 3.000 litros. Las características del entorno rural, con pistas más estrechas y mayores dificultades de maniobra, aconsejan que, al menos de momento, la carga posterior se mantenga en las parroquias.

El compostaje

Quien ha visto funcionar un sistema de compostaje colectivo sabe, perfectamente, que los temores de aquellos vecinos que en su momento se opusieron a su implantación en barrios como A Coca o Celso Emilio Ferreiro son completamente infundados. Si todo se hace bien, ni se producen malos olores ni episodios de contaminación. Ya lo ven, los restos de su comida acabarán, de todas formas, en una planta de compostaje. Pero será más caro y menos sostenible. Para hacérselo mirar.


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