La caca gigante de Vilagarcía, modelo de campaña en Santiago

Si una campaña publicitaria se mide por la repercusión que tiene, aquella que lanzó hace unos meses el Concello de Vilagarcía para concienciar a los dueños de los perros de la necesidad de que recojan las deposiciones de sus mascotas está claro que fue un éxito. La caca gigante de Vilagarcía traspasó el debate tradicional de las redes sociales a nivel local que acompaña a la mayoría de las decisiones que toma el gobierno local arousano para copar minutos de emisión en televisiones estatales.

Aquella polémica quedó apagada por otras discusiones en Facebook igual de trascendentales o más, pero seguro que resucitará en las próximas horas porque un colegio de Santiago decidió que esa campaña merecía convertirse en un proyecto competencial. Fue el CEIP Ramón Cabanillas quien la escogió para que sus alumnos del 5.º de Educación Primaria comenzaran a trabajar sobre el asunto. Al margen de la caca gigante, que simboliza la cantidad de deposiciones que los perros de Vilagarcía realizan a diario, los estudiantes compostelanos se centraron en los contenidos, datos y argumentos que conformaban la campaña vilagarciana para realizar su trabajo. «Aspectos como o censo canino e a poboación do municipio, foron abordado abordados nas materias de sociais e matemáticas para a elaboración dos cálculos relativos a outros concellos de Galicia sobre os que os escolares realizaron o seu proxecto. A campaña tamén se traballou nas materias de Lengua e Lingua e mesmo na de Plástica mediante a redacción de cartas para implicar ás administracións, folletos informativos para a poboación e carteis para promover as actividades. Os residuos e o seu tratamento e a problemática que representan foron obxecto das clases de Ciencias, por poñer só algúns exemplos», explica el Concello de Vilagarcía. 

El centro tituló el proyecto competencial Operación Canina y los trabajos se presentaron en el colegio, en un acto que contó con la presencia de la diseñadora de la campaña del Concello de Vilagarcía, Cristina Durán. Y, por supuesto, con la caca gigante.