La Voz de Galicia

Jorge González: La promesa de la natación de Fondevila que ya es una realidad del triatlón

Barbanza

Álvaro Sevilla Ribeira / la voz

Talento Barbanzano | El vecino de Ribeira comenzó a brillar siendo un niño y ahora busca su hueco en la élite del triatlón español tras formarse con Javier Gómez Noya

03 Jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.

Era un nadador incansable y brillante cuando Jorge González Mariño (Ribeira, 2001) descubrió el deporte que lo atrapó: el triatlón. Subcampeón del mundo en acuatlón y campeón de España cadete, el talentoso deportista de Fondevila es una de las principales figuras autonómicas y nacionales de la categoría sub-23. El campeonato de España, previsto para después de verano, se antoja su principal reto para una nueva temporada en la que quiere competir con todo en las principales pruebas internacionales.

«Este curso lo empezamos como siempre, entrenando fuerte. Estuvimos en Lanzarote concentrados. La temporada se me hizo larga a nivel individual, pero cumplí con el equipo, el Inforhouse Santiago», destaca el ribeirense, que actualmente se entrena en el centro de alto rendimiento de Pontevedra de la mano de Jonathan Cancela y Carlos Prieto: «Vamos año a año, estamos en la categoría sub-23 y hay que seguir creciendo hasta llegar a élite». ¿Juegos Olímpicos? «Es muy complicado, está muy difícil entrar», reconoce González, que considera que un objetivo a batir sería «conseguir un buen resultado en la Copa de Europa, o en la Copa del Mundo. A nivel nacional me gustaría colarme entre los primeros sub-23, pero no me pongo metas concretas».

Su camino en el triatlón, una de las disciplinas más exigentes a nivel físico y técnico, arrancó a los 14 años: «Fue cuando di el paso. Hasta ese momento hacía natación, pero también iba a carreras populares. Me gustaba correr y probé el triatlón. Me gustó mucho, la verdad. Además gané alguna prueba y siendo niño te motiva aún más y tiras hacia adelante». Reconoce que la adaptación no fue sencilla: «Se me daba muy bien nadar, siempre salía de los primeros, pero la bicicleta me costaba más. Tuve que ir centrándome, porque al correr no tenía ningún problema, pero cuando me bajaba de la bicicleta salía reventado. Poco a poco fuimos mejorando eso».

Desde cuarto de la ESO forma parte del equipo de alto rendimiento de Pontevedra. Compaginar estudios y competición de primer nivel desde que era un adolescente fue «complicado y exigente, pero es lo que me gusta». Tras completar el segundo año de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, el talentoso fondista reconoce que «estoy muy contento, la verdad. Me gustan varias ramas y aún me quedan dos cursos más. Todavía tengo que decidir por qué lado tirar, tanto el alto rendimiento como la docencia me llaman».

A todo ello debe sumar la exigencia de los entrenamientos: «Al tener tres disciplinas para preparar es difícil, puedo compaginar alguna sesión con mis compañeros, pero alguna siempre te toca hacerla solo. Nadamos de ocho a diez, luego bicicleta de 11 a una y por último, de seis a siete, o siete y media, corremos. Por la mañana tengo clase y no siempre es posible hacerlo en ese momento. Tienes que buscar tu la manera de cumplir».

A pesar de que «algún momento malo siempre hay, hago esto porque me gusta. Me da igual que un campeonato no salga como creía porque disfruto igual entrenando con mis compañeros». Es por ello que sueña con repetir las grandes gestas de su corta pero a la vez prolífica carrera: «Cada vez es más difícil porque el triatlón es un deporte en auge. Ahora mismo para inscribirte en una prueba a nivel gallego hay lista de espera de cien personas. A nivel internacional es difícil entrar y después tienes que tener suerte para que te salga bien y sumar puntos para poder ir a las siguientes».

La virtud

No hay tiempo para pararse, y para Jorge González, su mayor virtud «es que voy siempre con ganas a entrenar. Aunque las cosas no salgan y falle en una competición yo estoy con ganas de seguir dándole otra vez».

La constancia, más que el talento, marca la vida del deportista de élite, de esas personas que deben mejorar sus tiempos día a día. Solo así pueden llegar a lo más alto. Eso lo aprendió de Javier Gómez Noya, con el que entrenó durante meses, así como de Antonio Ferraz, uno de los triatletas más punteros de la actualidad que, además de ser compañero de entrenamientos, comparten piso en Pontevedra: «Tienen cualidades especiales. Estén como estén, no les ves un mal entrenamiento. Ya pueden estar destrozados por dentro que tú no lo puedes percibir. Llego a casa y lo veo fundido, pero entrenando es otra persona».

Sabedor de que todo premio llega desde el sacrificio, Jorge González sigue luchando: kilómetro a kilómetro, brazada a brazada. Cada gota de sudor para él vale la pena.


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