El diseño urbano, una apuesta pasiva para luchar contra la criminalidad en Barbanza

La criminalidad preocupa a la ciudadanía. Ya sea en redes sociales, reuniones de trabajo o en cafeterías, la seguridad ciudadana es un tema que siempre termina saltando a la palestra. Aunque parezca que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado —de los que numerosos estamentos reclaman más presencia en las calles— son la única baza contra la delincuencia, existen alternativas menos conocidas que complementan la presión policial. El conocido como diseño urbano seguro es una de estas fórmulas y consiste, básicamente, en reducir los espacios ocultos, la mala iluminación y los recovecos escondidos susceptibles de ser escenario de una fechoría.

El Concello de Ribeira es uno de los que más interés ha puesto en este sentido, también a raíz de las reclamaciones de un sector del vecindario que solicita más seguridad y mayor dureza a la hora de combatir los efectos del consumo de drogas. Además, el aumento de garantías no solo tiene que ver con la criminalidad, sino también con la prevención de posibles accidentes de los usuarios de las vías.

«Temos zonas escuras e en penumbra que queremos seguir atallando. Na zona do Malecón e da estación de autobuses xa colocamos proxectores para incrementar a luminosidade. Temos previsto chegar a máis puntos de todas as parroquias que non contan cun servizo que para nós é esencial. Tamén imos promover intervencións en materia de accesibilidade nas beirarrúas para eliminar barreiras arquitectónicas», asegura el alcalde de Ribeira, Luís Pérez Barral.

También en Boiro han acometido obras para dotar el casco urbano de una distribución que permita eliminar posibles puntos conflictivos ocultos de las miradas de viandantes y fuerzas del orden.

Dinamización comercial

«Para nós é fundamental a humanización e por iso melloramos a iluminación e o mobiliario urbano. Non é só cuestión de estética, senón tamén por seguridade e para dinamizar o comercio», explica el regidor, José Ramón Romero. En cuanto a este tipo de actuaciones, en Boiro destaca la dotación de una cubierta al parque de la plaza de Galicia.

En el caso de Porto do Son, el primer edil, Luis Oujo, comenta que, recientemente el Concello estudió instalar cámaras de seguridad debido a unos episodios de vandalismo vividos en varios puntos: «Non saíu adiante. É bastante complicado que autoricen ese tipo de elementos».

En A Pobra, el concejal Xosé Lois Piñeiro confirma que el uso de cámaras disuasorias en la calle estuvo sobre la mesa, aunque por el momento no está prevista su colocación. La renovación de las luminarias, dice, se ha hecho según la legislación vigente.

Por su parte, en Noia, el regidor, Santiago Freire, dice que en el casco urbano han sustituido las clásicas bombillas de vapor de mercurio por luminarias led y que la mirada ahora se centra en incrementar las garantías en áreas rurales: «A última é a de mellorar a travesía que une A Barquiña coa Alameda. Tamén pretendemos levar a cabo actuacións no barrio de San Lázaro que axuden á seguridade».

En Outes, buena parte de las mejoras en cuanto a diseño han llegado de la mano de las solicitudes de los vecinos, tal y como apunta el primer edil, Manuel González: «Tamén recuperamos uns pivotes luminosos no paseo fluvial do río Tins para mellorar as condicións dos usuarios».

En Carnota, el alcalde, José Manuel Saborido, apunta hacia una partida de 30.000 euros destinada a reducir los puntos en penumbra: «Temos unha brigada que atende todas as solicitudes dos veciños nese sentido».

La carretera también es objeto de medidas de precaución más allá de la vigilancia policial

Aunque policías locales y Guardia Civil de Tráfico vigilan el amplio asfalto barbanzano, las medidas de precaución adoptadas por los concellos van más allá de la presencia de controles policiales disuasorios en las vías. En los últimos tiempos en la comarca se han ido instalando elementos que buscan mejorar la seguridad vial de forma pasiva, como pueden ser badenes, radares persuasivos o iluminación extra en los pasos de cebra.

Las señales inteligentes que indican a la velocidad que circulan los vehículos y advierten de peligro en caso de superar el límite permitido pueden verse en la avenida de A Coruña, en Ribeira y en la zona de Espiñeira, en Boiro.

En cuanto a las prohibiciones, los concellos de Porto do Son y de Noia han optado por reducir la velocidad máxima en puntos sensibles en los que hay constancia de una elevada siniestralidad. La fachada marítima sonense y varias vías secundarias noiesas son algunas de las áreas elegidas.