Ladislao Mazurkiewicz Iglesias, el héroe de Uruguay con orígenes en Rianxo
Barbanza
Apodado Chiquito, disputó tres mundiales con la selección charrúa
15 Jun 2024. Actualizado a las 16:51 h.
Rianxo es conocido por ser tierra de grandes figuras en ámbitos como la literatura y la política. Personajes de la talla de Castelao, Manuel Antonio, Faustino Rey o Dieste. Pero este concello de Barbanza tiene un fuerte vínculo con una leyenda del fútbol a nivel mundial, con categoría casi de héroe en su país y hoy en día considerado una leyenda. Se trata de Ladislao Mazurkiewicz Iglesias, nacido en la ciudad uruguaya de Piriápolis el 14 de febrero de 1945 e hijo de una rianxeira.
Chiquito, Mazurka o Polaco eran algunos de los apodos de este virtuoso portero, que llegó a disputar tres Campeonatos del Mundo: Inglaterra, México (en el que fue nombrado mejor portero del mundo) y Alemania 74. En su palmarés figuran cuatro ligas uruguayas (años 1965, 67, 68 y 81), una Libertadores (1966) y dos intercontinentales (1966 y 1969) con el Peñarol, la primera de ellas ganada al Real Madrid en el Bernabéu. También ganó una liga brasileña con el Atlético Mineiro; y un Campeonato Sudamericano sub-20 y una Copa América con la selección de Uruguay.
Su flamante trayectoria futbolística es conocida por muchos. No tanto así sus orígenes gallegos, más concretamente de Rianxo. El gran Ladislao Mazurkiewicz era hijo de Terenty Mazurkiewicz, que abandonó Polonia antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, y de una rianxeira, Josefa Iglesias Tubío, nacida en 1918 en Brión, Leiro, y que llegó emigrada a Montevideo en 1923. Los caminos de Josefa y Terenty se cruzaron en la localidad de Cardal, donde se casarían el 15 de Febrero de 1941, trasladando su residencia a El Reducto, donde nacieron sus hijos.
Primer contrato
Ladislao comenzó a jugar al fútbol cuando tenía 7 años en el club de su barrio, el Guaycuru. También jugaba al baloncesto en el club Olivol. De hecho, años después reconoció que le gustaba más el baloncesto. Pero el destino ya le tenía reservado un hueco en la historia del balompié.
A los 13 años empezó a trabajar en un taller. Un cliente, Carlos Bruguera, que lo había visto jugar en la calle, le invitó a unirse a las categorías inferiores del Racing de Montevideo, equipo con el que firmaría en 1963, con 16 años, un contrato. En su prueba le tiraron diez penaltis y detuvo seis, aunque a él no le gustaba el puesto de portero.
Debutó en la primera división uruguaya en 1964, a raíz de la lesión de su compañero Bernadico, y jugaría el resto de la temporada como titular, lo que le valió para ser convocado por la selección sub-20 para disputar el campeonato juvenil ese mismo año, que acabarían ganando.
Esto despertó el interés del histórico Peñarol, equipo del que Ladislao y su padre eran hinchas, que lo fichó en el año 1965. Jugaría en el club hasta 1971.
En mayo de ese año, Ladislao formaría en la selección de jugadores FIFA durante el partido contra el combinado ruso que serviría de despedida del portero Lev Yashim, conocido como la araña negra. Aquel once lo completaban Schenellinguer, Beckenbauer, Pelé, Facchetti, Overatt, Gerhard Müller, Jairzinho, Eusebio, Robert Charlton y Djazic.
Entre el 71 y el 74, Ladislao defendió la meta del Atlético Mineiro brasileño. Fue antes de cruzar el charco para jugar en el Granada, haciendo valer su doble nacionalidad hispano-uruguaya. Solo disputaría dos encuentros, a pesar de que su traspaso, según la prensa de la época, costó en torno a ocho millones de pesetas.
Su última temporada en activo fue la 80-81, y la jugó en su Peñarol del alma, conquistando el título de liga.
La selección
Con la selección uruguaya disputó 36 partidos oficiales. En el Mundial de Inglaterra de 1966, con apenas 21 años, fue considerado jugador revelación, además de convertirse en el primer portero extranjero capaz de dejar su portería a cero en partido oficial en Wembley.
Su consagración llegaría cuatro años más tarde. En el Mundial de México 70 fue nombrado mejor portero del mundo. Mucho tuvo que ver en ello la parada que Mazurkiewicz hizo ante O Rei Pelé en el partido que enfrentó a Uruguay con Brasil. El astro brasileño reconocería después que, de que de no haber sido por la salida de Ladislao, habría marcado uno de los goles más bonitos de su carrera.
En Alemania 74, Ladislao, que ejerció de capitán de la escuadra charrúa, fue nombrado tercer mejor portero del mundo.
Tras colgar los guantes, fue preparador de porteros varios años, y falleció en enero del 2013 en Montevideo. Días después fue homenajeado por el Peñarol. Hoy, la zona de entrenamiento de porteros del club recibe el nombre de Espacio Ladislao Chiquito Mazurkiewicz en su honor, con una gran imagen suya y debajo el lema «Tu lugar es nuestro lugar. ¡Gracias Chiquito!».
Y allí también reposa un poco del Rianxo que su madre Josefa dejó cien años atrás.