Se veía venir
Barbanza
10 Oct 2024. Actualizado a las 17:29 h.
Y nadie hizo nada. Quizás sería esta la conclusión, con perspectiva histórica, ante la situación que vive el marisqueo y la pesca de bajura en Galicia; azotada por una tormenta tan perfecta como previsible. Un barco a la deriva que parece dirigirse fatídicamente a los bajos en plena tempestad y con toda la tripulación a bordo. Corría el año 1993 y se publicaba un trabajo exhaustivo bajo el título plan de ordenación de los recursos pesqueros y marisqueros de Galicia. Un ensayo firmado por el entonces conselleiro de Pesca, Enrique C. López Veiga, pero donde había colaborado el que, posiblemente, haya sido el mejor equipo que tuvo en su historia esa consellería.
El examen forense fue practicado con pericia. El diagnóstico, concluyente. Las estrategias, tanto a nivel quirúrgico como farmacológico, parecían acertadas. Pero chocaron de bruces con la realidad del paciente, que no era consciente de su enfermedad. Ni tan siquiera de ser y sentirse como tal. A ello, como ocurre con los problemas endémicos de los sectores primarios, se sumó una Administración que ante las dificultades prefiere inhibirse aún a sabiendas del suicidio que permite incumpliendo su responsabilidad.
Han pasado más de 30 años. La situación se ha tornado crítica. Todo lo que los actores implicados podían hacer, lo han hecho mal. El punto de no retorno, si no lo hemos alcanzado ya, debe estar muy cerca. Las acusaciones mutuas se suceden. Las declaraciones de buenas intenciones también.
La triste realidad es que siempre han querido mejorar haciendo lo mismo, en su eterna búsqueda del círculo cuadrado.