La Voz de Galicia

Un verano que empieza con mucho color

Carnota

Francisco Albo francisco.albo@lavoz.es

22 Jun 2010. Actualizado a las 02:00 h.

El verano comienza en las piscinas municipales de Monforte con un importante toque de color. El joven pintor soberino Humberto Loureiro terminó ayer de decorar el recinto con un mural de temática deportiva que le proporciona un aspecto considerablemente más vivo y animado. Loureiro, como recordarán, es también el autor de los diseños del proyecto «Arte nas rúas», presentado en días pasados por el Ayuntamiento de Monforte, con el que se pretende decorar con pinturas murales de colores vivos diversos rincones de la ciudad afeados por pintadas antiestéticas. Arde Lucus... en Monforte. La residencia de ancianos del paseo del Malecón de Monforte, por su parte, despidió la primavera con una peculiar celebración romano-castreña. Una veintena de miembros de la asociación Civitas Lucensis representaron el pasado sábado en este centro un espectáculo teatral inspirado en la romanización de Galicia que fue seguido con gran interés por los residentes. El colectivo que ofreció la representación está formado por familias enteras y entre los actores había personas de todas las edades. Civitas Lucensis es una de las entidades que colaboran en la capital de la provincia en la organización de la popular fiesta romana Arde Lucus y actuó en la residencia monfortina de forma desinteresada, cosa que le hay que agradecer. Los responsables del centro se encargaron de montar el escenario y de la ambientación musical.

El cambio de estación también es el momento de despedir con excursiones el curso escolar. Los alumnos de cuarto de primaria del colegio chantadino Eloísa Rivadulla , acompañados por las profesoras Ana y Elba , fueron a visitar el municipio coruñés de Carnota, donde visitaron su famoso hórreo, su playa y su piscifactoría de rodaballo y lenguado. Un día para recordar.

El verano es tiempo de fiestas y los vecinos de las parroquias chantadinas de San Salvador de Asma y Camporramiro lo saludaron anticipadamente el domingo con sendas comidas de confraternización. No se celebraba ninguna festividad local ni nada especial, pero no hacía falta. Bastaba con las ganas de divertirse y de departir con amigos y vecinos. Con crisis o sin ella, estas costumbres no deben perderse.


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