La ausencia de peregrinos amenaza los negocios del Camino en Mazaricos
Mazaricos
En el primer semestre solo dos mil personas hicieron la ruta, frente a las 10.000 del 2019
05 Jul 2021. Actualizado a las 05:00 h.
Pintan mal las cosas para los negocios vinculados al camino de Santiago. Al menos para los que se encuentran a lo largo de la prolongación jacobea a Fisterra a su paso por Mazaricos. De hecho, ni la mejora de la situación sanitaria propiciada por el aumento de la vacunación, ni la flexibilización de las restricciones al movimiento de personas, ni mucho menos el hecho de tratarse de año santo parecen ser razones suficientes para que se produzca un despegue en el número de peregrinos.
Las cifras son, en este sentido, demoledoras. Durante la primera mitad de este año apenas dos millares de personas se han atrevido a realizar esta ruta de casi 90 kilómetros de longitud, de los que 12 transcurren por tierras mazaricanas. Supone apenas un 20 % de las 10.388 que, según los datos de la oficina de turismo de Fisterra, la completaron durante el mismo período del 2019.
«Isto é unha miseria total. Se a cousa non mellora no que queda de temporada vai ser moi difícil aguantar, porque xa son dous anos sen cubrir sequera os gastos», apuntan desde el albergue Monte Aro, en el lugar de Lago, donde señalan que durante el mes de junio, el mejor en lo que va de 2021, tuvieron la visita de 105 caminantes, cuando dos años antes la cifra se elevaba hasta los 510. «O ano pasado apenas houbo nada porque as restricións á mobilidade case se mantiveron ata finais de xuño», explican desde el negocio. No ocultan su preocupación por la evolución que pueda tener la situación en los próximos meses.
Es una inquietud que comparte todo el sector hostelero de la localidad, que tiene en la llegada de peregrinos una parte importante de sus ingresos anuales. «Agora mesmo hai moita incerteza no referente á situación que viviremos durante o verán. De momento, as cousas pintan realmente mal porque nin chegan peregrinos nin hai reservas significativas para os próximos meses ou semanas», apunta Jorge Jurjo, portavoz de los hosteleros mazaricanos que, sin embargo, no esconde cierto optimismo para el último tramo del verano.
«É probable que a partir de agosto a situación mellore coincidindo co aumento da vacinación entre os grupos dos máis mozos. Tamén porque é cando, tradicionalmente, mais peregrinos nacionais hai. Neste tempo viñan sobre todo estranxeiros e a situación nalgúns dos seus países de orixe aínda non aconsella viaxar, polo que se lee e escoita nos medios», apunta el hostelero citando a países como Francia o Alemania, dos de las procedencias más habituales entre los extranjeros que se deciden a completar el Camino de Santiago.
Importancia económica
La popularidad alcanzada por esta prolongación de la ruta jacobea hacia Fisterra -algunos peregrinos la extienden también a Muxía- ha propiciado que durante los últimos cuatro años se hayan triplicado las plazas hosteleras en Mazaricos con la apertura de una decena de nuevos establecimientos. Tendencia que, según señalan desde el departamento urbanístico de Ayuntamiento mazaricano, se ha paralizado totalmente a raíz de la aparición de la pandemia, a pesar de que varios proyectos para albergues y campamentos habían iniciado la tramitación de sus autorizaciones administrativas.
También está teniendo una repercusión económica importante para la zona. Aunque resulta difícil cuantificarlo con precisión, varios estudios la cifran en más de nueve millones de euros anuales. El gasto medio de cada peregrino se sitúa en 38 euros por día, según el informe de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, una cantidad que la propia Xunta y la USC elevan hasta los 50 euros.
Flora Sanchiño, hostelera: «Todo apunta a que vai ser outro ano desastroso»
A estas alturas del año, en circunstancias normales los albergues estarían trabajando a buen ritmo y con las reservas casi completas para el resto del verano. La realidad, sin embargo, dista bastante de ese escenario tan ansiado por los hosteleros, tal y como explica Flora Sanchiño, propietaria de Casa Pepa, el primer albergue del tramo mazaricano de la prolongación jacobea a Fisterra.
«Practicamente é como se estivésemos pechados porque apenas hai xente facendo a ruta. A pasada semana tivemos oito persoas un día e tres outro. Así resulta imposible aguantar. Normalmente incluso contratábamos algún traballador nos momentos de máis apuro, pero así non sacamos nin para nós». Flora Sanchiño cree que la situación no mejorará: «Todo apunta a que vai ser outro ano desastroso».
Indica que «nin para xullo nin para a agosto hai, de momento, reservas. Supoño que a xente segue a ter medo e prefire esperar a ver a evolución da pandemia. O que máis nos afecta é que apenas chegan estranxeiros que adoitaban a ser os que facían o camiño nesta época do ano».