Savia nueva para los centros de salud
Porto do Son
Cuatro médicos residentes de atención familiar se incorporan por primera vez a la zona barbanzana para trabajar en los ambulatorios y en el hospital
11 Oct 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Desde hace años, los centros de salud de Barbanza llevan reclamando más personal para hacer frente a todo el trabajo diario que se ha multiplicado con la crisis sanitaria del coronavirus. Ahora ha llegado un importante refuerzo, puesto que por primera vez cuatro médicos internos residentes (mir) de atención familiar y comunitaria se han incorporado a los ambulatorios de Porto do Son, Ribeira y Boiro, además de realizar guardias en el área de Urxencias del hospital de Barbanza. Los nuevos facultativos confiesan que, a pesar de la gran carga de trabajo que hay en los consultorios, están aprendiendo mucho y esperan contribuir a la que la atención sanitaria mejore.
Al área de Santiago y Barbanza se ha sumado una promoción de cerca de 90 mir
Los cuatro mir que estos días comenzaron a trabajar en los centros de salud y en el hospital comarcal forman parte de una promoción de un total de 87 que estarán en el área sanitaria de Santiago y Barbanza, y que además de en medicina familiar y comunitaria también se especializarán en las áreas como psicología, farmacia, física, biología, matrona, radiofísica, microbiología, anestesia, matrona, traumatología o cardiología, entre otras. Además, este año se incorporan por primera vez tres nuevas especialidades de enfermería: atención familiar y comunitaria, pediatría y salud mental.
El alumno con mejor expediente que seleccionó un hospital de Galicia (29), escogió para trabajar el departamento de Cardioloxía del CHUS de Santiago, y el área que incorpora más médicos residentes será el de medicina de familia, que pasó de 11 a 24, seguida de anestesia y pediatría, con seis cada una. Además, estos cuatros años habrá dos mir que proceden de Portugal y Perú.
Una formación cuatrienal en la que rotarán por distintos centros asistenciales
Después de seis años de carrera y de uno más estudiando para superar el examen para ser médico interno residentes (mir), los nuevos facultativos pasarán ahora otros cuatro años formándose en el área sanitaria de Barbanza. En una primera etapa, cada uno está asignado a un centro de salud -Boiro, Porto do Son y Ribeira (2)-, pero además de atender las consultas en los ambulatorios tienen que hacer las guardias en el área de Urxencias del hospital de Barbanza.
Asimismo, está previsto que en una segunda etapa también puedan conocer de cerca el trabajo que se hace en otros departamentos del complejo hospitalario de Oleiros, por lo que estarán rotando hasta finalizar su período formativo. El objetivo es que una vez que transcurran esos cuatro años y con toda la experiencia acumulada puedan incorporarse ya como médicos al área sanitaria de Barbanza.
Aunque estos cuatro mir son los primeros de atención familiar y comunitaria que se estrenan en la zona, Sanidade ha anunciado que, a partir de ahora se sumarán entre cuatro y seis más al año.
«El médico de familia es como la puerta al sistema sanitario»
Antes de estudiar Medicina, Lorena Peleteiro Pedraza (Ponte Caldelas, 1988) ya tenía en su currículo los títulos de Podoloxía y Enfermería, por lo que conocía un poco el mundillo. Siempre tuvo claro que elegiría la rama de médico de familia «porque tiene una función más importante, es como la puerta al sistema sanitario y me gusta mucho la relación médico-paciente». Otra cosa que quería era poder trabajar en un hospital pequeño, «porque en los grandes tengo la sensación de que solo somos números, y aquí tenemos un trato muy familiar, todo el mundo nos ayuda y estamos aprendiendo un montón». La parte más dura es el gran trabajo que hay en el centro de salud de Boiro, con días de hasta 60 pacientes. Ella tiene la esperanza de que cuando acabe la residencia las condiciones de trabajo hayan mejorado.
«Es mucho más gratificante la relación directa con el enfermo»
Medicina familiar era su segunda opción al aprobar el MIR y cree que no se ha equivocado porque en estas semanas no ha parado de sumar motivos que refuercen esa elección. Clara Borraz (Tenerife, 1993) estudió la carrera en Santiago, y aunque no tenía muchas referencias de Barbanza «sabía que iba a merecer la pena venir para aquí». Lo más duro de todo es que con la pandemia tienen muchísimo trabajo, porque hay muchas más urgencias y crece el número de sospechosos de poder estar contagiados. «En la consultas del centro de salud es complicado ver pacientes por teléfono, porque es mucho más gratificante la relación directa con el enfermo». De sus guardias en el hospital destaca que los han recibido con los brazos abiertos, «estamos aprendiendo mucho y vemos que nos tienen en cuenta».
«Si las condiciones mejoran, me gustaría hacer mi vida aquí»
Conocía Galicia de venir de vacaciones y por eso no se lo pensó cuando pudo elegir destino en Barbanza. Jorge Pablo Ortega (Madrid, 1995) compagina sus guardias en el hospital comarcal con su trabajo de médico residente en el centro de salud de Porto do Son, «donde me cuidan mucho y se preocupan por tenerme en cuenta. Se han portado fenomenal y estoy encantado». Al igual que sus compañeros, la crisis sanitaria del coronavirus ha complicado un poco su aterrizaje en el consultorio, puesto que en muchas ocasiones sus tutores no pueden explicarle todo lo que querrían porque no tienen tiempo material. Sin embargo, esto no asusta al madrileño que confiesa que, «si las condiciones mejoran, me gustaría hacer mi vida aquí. En cuando pueda cojo un piso aquí, porque llevo fatal desplazarme todos los días a Santiago».
«Me encantó el hospital, con un equipo de trabajo muy humano»
Dice que es la «rarita de la familia» porque solo ella se decantó por una profesión sanitaria, una opción que ya tenía clara con apenas 9 años. María Camba (A Coruña, 1992) estudió en Madrid la carrera, «y ahí es donde descubres tu vocación, porque tienes que renunciar a muchas cosas de tu vida, pero por algo que te gusta». Tras superar los exámenes del MIR, que califica como «una selectividad 2.0», regresó a Galicia por morriña y en verano vino a conocer la zona. «Me encantó el hospital, con un equipo de trabajo muy humano y cercano, y ya me decanté a venir aquí». Tras varias semanas de trabajo afirma que lo lleva mejor de lo que pensaba, «y el cansancio se compensa porque vas aprendiendo muchísimo». Camba confiesa que lo que más le gusta es la relación con el paciente, y que «poder sanar a la gente es un privilegio».
Camba siempre tuvo claro que su rama era la atención familiar