Rianxo no renunció a despedir las fiestas de A Guadalupe al son de «A Rianxeira»

El gran despliegue policial que se intuía a última hora de la tarde de ayer por la presencia de media docena de patrullas de la Guardia Civil hacía presagiar una noche muy movida en Rianxo, que debería haber vivido una jornada multitudinaria si no fuera por que el covid obligó, un año más, a suspender la cantata de A Rianxeira a la luz de la bengalas para despedir las fiestas. Con todo, los vecinos no renunciaron a homenajear a su Moreniña y sí se escuchó el himno oficioso de Galicia y hubo hasta fuegos artificiales a medianoche. En ese momento se registraron algunas aglomeraciones, pero las fuerzas del orden destacan que no hubo incidentes reseñables.

Ya se había advertido de que se reforzaría la vigilancia durante las celebraciones de A Guadalupe, con especial atención a los fines de semana, y así fue. La Policía Local tuvo a cuatro patrullas en la calle, igual que la Guardia Civil, y a ellos se sumaron efectivos de Tráfico. También se había recordado la prohibición de hacer botellón y que se harían controles para evitarlo, y parece que los avisos surtieron efecto. Voces autorizadas de las fuerzas del orden indicaron que sí se dispersaron pequeños grupos esparcidos en distintos puntos de la villa, pero nada fuera de lo normal en un fin de semana.

Lo más destacable se produjo a medianoche, cuando en el paseo de A Ribeira se concentraron decenas de personas para cantar A Rianxeira a la luz de las bengalas, que, al parecer, distribuyó un local hostelero; y a lo largo del borde litoral también se formaron pequeños grupos para contemplar los fuegos artificiales, una iniciativa ajena a la comisión de fiestas.

También a la hora del cierre de la hostelería, los agentes intervinieron para disolver algunos grupos de rezagados que apuraban las últimas horas de las segundas celebraciones de A Guadalupe de la era covid.