La Voz de Galicia

Turberas gallegas para frenar el cambio climático

Biodiversa Galicia

xavier fonseca redacción / la voz
Turbera de los montes de O Bocelo. Estos entornos bajos en oxígeno acumulan una gran cantidad de co2

Las de la comunidad son las que más dióxido de carbono retiran de la atmósfera en todo el planeta

18 Apr 2019. Actualizado a las 19:10 h.

Los científicos que estudian el clima del pasado acuden a testigos naturales como el hielo de los polos, el anillo de los árboles o las turberas, humedales que han estado acumulando restos vegetales durante miles de años. «En Galicia pueden tener espesores de hasta ocho metros de profundidad que permiten retroceder unos 12.000 años», explica Antonio Martínez Cortizas, biólogo de la USC e investigador en paleoclima.

Las turberas gallegas ocupan un área de diez mil hectáreas repartidas por toda la comunidad aunque la mayoría se concentran en la Serra do Xistral. Además de actuar como un libro que describe las condiciones de antaño, una investigación publicada en Nature en la que ha colaborado Martínez Cortizas señala que ejercen una función muy importante como sumideros, captadores de dióxido de carbono. «A nivel mundial son un gran reservorio de carbono. Contienen una cantidad equivalente al que existe en la atmósfera. Las turberas del hemisferio boreal absorben más que las del austral y la acumulación aumenta cuanto más al norte», indica Cortizas.

De todas las turberas del mundo, las gallegas son las que más carbono asumen. En el mapa que han diseñado los autores del trabajo solo hay dos puntos marcados con granate, que indican las zonas de máxima acumulación; el norte de la India y Galicia. «El clima gallego es oceánico y bastante húmedo. Las turberas dependen mucho de la humedad porque si se secan, la materia orgánica acumulada enseguida se mineraliza. Las de O Xistral, por ejemplo, siempre están alimentadas por las lluvias o las nieblas y esta meteorología favorece su desarrollo», comenta el experto.

Las turberas ayudan a investigar el clima del pasado. En Galicia la profundidad, de hasta ocho metros, permite remontar en el tiempo 12.000 años. En la fotografía científicas gallegas toman testigos con sonda

Se estima que las turberas del hemisferio norte contienen 600.000 millones de toneladas de dióxido de carbono que de lo contrario estarían en otro lugar, como por ejemplo en la atmósfera. Si así fuera aumentaría la temperatura media global ya actúa como un gas de efecto invernadero.

«En el escenario de cambio climático las turberas gallegas seguirán acumulando más CO2 del que emiten por lo menos hasta el año 2100. Sin embargo, si el calentamiento actual continua no se descarta que a partir de entonces expulsen más del que retienen», advierte. Hoy la ciencia se esfuerza por crear tecnologías para retirar carbono de la atmósfera. Pero antes de tener que llegar a ese extremo hay que defender entornos como las turberas. «Su preservación es clave para que no se libere más CO2», confiesa Cortizas.


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