La Voz de Galicia

«En el primer tributo al Serpent, bajé solo hasta el cementerio»

Carballo

manuel rey carballo / la voz escritor

El autor de Náufragos de antaño reavivó la memoria de este naufragio

09 Nov 2013. Actualizado a las 13:46 h.

Eran las 10 y media de la noche de hace 123 años y un día. El HMS Serpent se acercó más de lo que debía al cabo Vilán, y la Costa da Morte no se lo perdonó. Entre más de 170 tripulantes, solo tres salvaron la vida. La memoria de aquellos náufragos se guarda en el Cemiterio dos Ingleses, al lado de la playa de Trece, en Camariñas. Hace ya más de dos décadas, Juan Campos Calvo-Sotelo, autor del libro Náufragos de antaño, se acercó allí, el mismo día, a la misma hora, para un solitario homenaje al que cada año se han ido sumando más adeptos.

-¿Cómo comenzó este tributo?

-Surgió a raíz de escribir el libro. Me metí mucho en la vida, y sobre todo en la muerte, de los pasajeros de estos barcos. Se me ocurrió bajar el 10 de noviembre, a la hora exacta del naufragio, a A Punta do Boi. Al año siguiente, se lo comenté a varias personas y así hasta ahora, que se ha convertido prácticamente en una tradición.

-¿Fue usted solo al lugar?

-Sí, sí. Puede que la memoria me traicione, pero fue así. Bajé solo hasta el cementerio y me encantó la experiencia. Escuchar el ruido del mar, el viento y la lluvia en medio de la noche es algo incomparable.

-Además, en pleno noviembre y a esa hora de la noche, el homenaje es aún más romántico si cabe, ¿no?

-Esa es la idea. Honrar la memoria de las muchas personas que han perdido la vida frente a esta costa. No solo a los del Serpent, sino a los muchos otros accidentes que han ocurrido aquí. Lo que lo hace especial es el cementerio, el único de Galicia para las víctimas de un naufragio, y por ello es el lugar apropiado. Además, es un enclave especial, lleno de belleza, en el que aún no se ha construido nada.

-¿Cuál es la historia del buque HMS Serpent?

-Era un crucero de tercera clase de la Marina Británica. Había salido de Plymouth y se dirigía a Sierra Leona. Su casco estaba pintado de blanco, a diferencia del resto de los buques, que eran negros, para combatir el calor de África. A la altura del cabo Vilán, unas corrientes lo arrastraron demasiado a las rocas y allí se quedó. Es el tercer naufragio en número de víctimas.

juan campos calvo-sotelo escritor


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