«El abandono de los pecios es como si se hundiesen dos veces»

Catedrático de Arqueología, Epigrafía y Numismática, el doctor Manuel Martín-Bueno (Zaragoza, 1952) dirigió en 1987 la primera investigación científica de arqueología subacuática realizada en Galicia, sobre el pecio del galeón San Jerónimo, en el seno de Corcubión, dentro del proyecto Finisterrae. De la mano de uno de sus alumnos, Miguel San Claudio, y de la Real Liga Naval Española, esta tarde (19.00 horas) ofrece una conferencia en el Concello de Fisterra. Trabajador incansable y crítico hasta la extenuación con el papel de las Administraciones, el que fuera subdirector del Ministerio de Cultura y vicepresidente de la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas, invita a reflexionar sobre la riqueza patrimonial de la zona.

-¿Por qué es tan importante el patrimonio subacuático de la Costa da Morte?

-Primero hay que romper con el mito de que aquí no se puede recuperar nada. Es verdad que algunos barcos se hundieron al golpearse contra acantilados y rocas por lo que quedaron destrozados. Pero dentro de la costa también hay lugares refugio, con cascos mejor conservados en los que encontramos estructuras, utillaje, artillería en los que eran de guerra, mucho mejor conservados. Incluso existía la costumbre de acostarlos sobre fondeaderos en playas y demás para recuperar todo lo que se podía. No aquí, sino en toda la costa atlántica -yo vengo ahora de Francia y ocurre lo mismo-. Luego la arena los cubrió y este año, excepcional en cuanto a temporales, muchos han quedado al descubierto. La Costa da Morte era y es una zona peligrosa muy transitada y de paso obligado en las rutas norte-sur.

-¿Hay que extraer todo lo que está bajo el agua?

-Eso es un error. Sería como querer excavar todas las vías romanas o los 6.000 castros que tenemos documentados entre Galicia, Asturias o el norte de Portugal. Sería como vaciar el fondo del mar y no habría dinero en el mundo para hacerlo. Lo que no se puede es abandonar los pecios porque eso es como si se hundiesen dos veces. Lo que necesitamos es catalogarlos, investigarlos y ver en que casos excepcionales resulta adecuado realizar un trabajo más en profundidad. Si no se hace nada, la gente se desconcierta y se desanima. Aparece el mundo de los cazatesoros que poco o nada tiene que ver con el real.

-¿Qué nos pueden aportar para construir el relato histórico?

-En cuanto a tecnología, un buque de línea, lo que vulgarmente conocemos como galeón, del siglo XVIII, perfectamente conservado, no nos sirve de nada, porque tenemos hasta los planos en los archivos. Sin embargo, un navío del XIV en mucho peores condiciones nos puede descubrir muchas cosas, porque ahí existen grandes lagunas de conocimiento.

manuel martín-bueno catedrático de arqueología