La Voz de Galicia

Un gran salto a la televisión sin dejar África

Carballo

susana luaña santiago / la voz enfermera de médicos sin fronteras

Tras varios años en países del Tercer Mundo, protagoniza un anuncio para captar donaciones

10 Jan 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Lleva más de cuatro años recorriendo los países más desfavorecidos del mundo de la mano de Médicos sin Fronteras, una oenegé que enganchó de tal manera a Ruth Conde, enfermera de Teo, que ya no puede vivir lejos de África ni de los niños cuyas vidas penden de un hilo y que en cuestión de semanas recuperan la vitalidad con los cuidados que los equipos de la oenegé desplazan allí donde las guerras o la hambruna diezman la población. Sin abandonar esa misión que le cambió la vida, la joven ha dado el salto a las pantallas y ha entrado en el hogar de todos los españoles de la mano de una campaña de Médicos sin Fronteras para captar donaciones.

Lo explica desde su casa de Calo, donde pasó las fiestas navideñas y donde cuenta los días para su próximo destino. «Primero me llamaron para la campaña Yo me quedo que salió en las redes sociales, que se hizo con gente de Médicos sin Fronteras porque le daba una visión más personal. Les gustó como quedó y me llamaron para este anuncio que se está emitiendo en las televisiones».

Y es cierto que Ruth tiene tablas, porque aparte de ser una gran comunicadora, transmite pasión, la que siente por un trabajo del que se reconoce enamorada. El anuncio pretende concienciar a los televidentes para que colaboren con las campañas de Médicos sin Fronteras. La joven enfermera aparece con una cinta: «Con este brazalete mido el nivel de desnutrición de los niños a los que atiendo», dice. Y gráficamente muestra la diferencia entre el grosor de la muñeca de un niño del Primer Mundo y la de otro de los países en los que ella estuvo destinada: Níger, la India, Colombia, la República Centroafricana y Guinea Bissau... Hasta ahora. Con un SMS que cada televidente envíe al 28033, de Médicos sin Fronteras, se puede contribuir a paliar esa situación; de hecho, la enfermera de Teo dice en el anuncio que con 1,20 euros que se done en cada mensaje «podemos alimentar durante un día a un niño con desnutrición».

Antes, con Yo me quedo, la joven quiso transmitir a través de las redes sociales el mensaje de que Médicos sin Fronteras permanece en países en conflicto que otras oenegés abandonan.

 

Hacer las maletas

Ruth Conde está satisfecha de esta nueva faceta, pero su verdadera vocación está en los países de destino. De hecho, aunque disfrutó estas semanas de las vacaciones cerca de una familia que todavía no asume sus constantes viajes, ya tiene su mente puesta en su próximo destino, al que se dirigirá a finales de mes. «Me voy a Yemen, a un hospital materno-infantil que fue bombardeado en agosto y que está en rehabilitación».

En efecto, fue a mediados de agosto cuando una coalición militar árabe formada por países musulmanes suníes bombardeó un hospital de campaña de Médicos sin Fronteras. En el ataque murieron 14 personas, de las que diez eran niños, y resultaron heridas otras 24. Las víctimas mortales eran pacientes, excepto un miembro de la oenegé y un ingeniero yemení.

No fue esa la única vez que sus instalaciones sufren un ataque en países en conflicto, pero lo derribado se reconstruye, y en esa labor estará Ruth Conde otra vez cerca de los más pequeños, porque es con ellos con quienes más disfruta de su trabajo. Ella, que podría en cualquier momento recuperar su plaza de enfermera en Santiago, pero que ya no concibe otro destino que el de estar al lado de los más necesitados, porque «te cambian por completo la perspectiva».

Hace solo unos meses estaba en Guinea Bissau, y desde allí reconocía que la mortalidad infantil en los pequeños con desnutrición podía reducirse a la mitad con la asistencia médica y los tratamientos que la oenegé les ofrecía. Para poder llevar a cabo esa labor es fundamental que la población se involucre.

Le espera Yemen, donde se levanta un hospital que fue bombardeado, con 14 fallecidos


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