La Voz de Galicia

«Mira, Moscoso, isto é a revolta irmandiña!»

Carballo

Marta López Carballo / La Voz

¡Mira las espectaculares imágenes que ha dejado el Asalto ao Castelo 2019!

Asalto ao Castelo | Un montaje de gran impacto visual y con momentos de gran emoción marcó el Asalto ao Castelo de Vimianzo del sábado

12 Jul 2019. Actualizado a las 19:16 h.

«Mira, Moscoso, mira canta xente somos! Isto é a revolta irmandiña!». Ya en el tramo final de la representación, y con el foso a reventar de gente, Alonso dirigía el movimiento final para asaltar, un año más, la fortaleza medieval de Vimianzo. Vítores, muchos gritos de guerra -«Lume!»- y caras de satisfacción que, de no saber que se trataba de una mera representación, uno podría pensar que de verdad los irmandiños venían de derrocar al tirano de turno. Muchos encontraban después un paralelismo entre el alzamiento contra los señores feudales en el siglo XV y el actual ascenso de fuerzas políticas que parecen poner en duda determinados derechos. «Isto era o que había que facerlle a algúns!», bromeaba un asistente. Trasladar la batalla medieval a los problemas actuales, a las injusticias del mundo moderno, era precisamente uno de los objetivos de la organización. Chapó.

Ya pasaba de la medianoche del sábado cuando los irmandiños conseguían hacerse con el control del Castelo de Vimianzo, pero el asedio comenzó mucho antes. Primero entró por el estómago, a través de trece exquisitos Pinchos Irmandiños y de la Cea Medieval; después calentó motores con el izado del ariete y con el Asaltiño, en el que los más pequeños también pudieron ser partícipes de la revuelta y, finalmente, con la batalla que todos esperaban.

En la zona de conciertos, el habitual teatrillo que, en clave de humor y retranca, abre boca antes de la traca final. «Que a terra sexa testemuña da vosa unión na busca da liberdade», pronunciaban los actores. «Eu son Alonso, o voso líder. Vexo ao pobo canso dos abusos do señor e aos irmandiños formando exércitos de milicianos que se xuntan para acabar coa tiranía destes Moscoso. Vexo un castelo ardendo! Lume!». Y ahí el clímax de la noche, con el encendido de las antorchas y la caída del ariete. «Nesta revolta participan campesiños, xente das cidades, baixa nobreza e mesmo do propio castelo. Temos que asaltalo xa! Temos que rebentar a porta dese castelo!». Y así, el público pasa a sentirse un irmandiño más, un vecino cansado de las injusticias y de la tiranía que decide tomar cartas en el asunto. Se inicia entonces una peregrinación hacia la fortaleza: miles de personas siguen con decisión a los milicianos hacia el foso, donde se librará la batalla final. Alonso, el líder, se dirige al señor feudal y señala a sus cómplices: «Mira, Moscoso, mira canta xente somos! Isto é a revolta irmandiña!». Lucha, pelea cuerpo a cuerpo, sumisión y, para finalizar, una gran traca de fuegos artificiales que, salidos directamente desde la torre del castillo, crean una imagen difícil de olvidar. Vimianzo es, por fin, de los irmandiños.

Se cumplen las expectativas de quienes aguardaron durante horas. Hasta Bieito Romero, líder de Luar na Lubre, calentó el ambiente antes de la representación: «Tirar non o imos tirar, porque igual nos fai falla no futuro, pero imos asaltalo, claro que si!». «Un pracer compartir esta noite con vós e, en especial, coa irmandiña maior, a nosa vocalista», añadía Romero, antes de dar paso a una emocionada Irma Macías, encargada de interpretar los dos últimos temas del concierto: Camariñas y Tu gitana.

Después del asedio, mucha más música y un olor familiar que bañaba todo el campo: el de la parrilla asando para los que necesitaban reponer fuerzas después de semejante gesta.


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