Veinte años de la muerte de Man de Camelle

Semanas después de contemplar cómo el chapapote cubría su obra, Manfred Gnädinger fue encontrado muerto en su chabola de Camelle tal día como hoy, hace veinte años.

Extrañado porque los víveres que habitualmente le dejaban en la puerta seguían allí colgados e intactos, un vecino dio aviso al patrón mayor, y este a las autoridades, que al acceder al interior de la caseta se encontraron con el cuerpo de Man.

Sus restos mortales fueron velados en la vivienda de un vecino y, quince años después, sus cenizas por fin pudieron ser trasladadas al interior de la que fue su casa, en donde siguen a día de hoy. El cambio de ubicación se hizo en una emotiva ceremonia a la que acudieron vecinos, autoridades e incluso familiares de Man, como su hermano Ewald, que murió escasos meses después.

El anacoreta dejó un amplio legado artístico que hoy puede visitarse en el Museo do Alemán, ubicado a escasos metros de la vivienda que él mismo se construyó a un palmo del bravo mar de Camelle. Completamente abatido tras la catástrofe del Prestige, tras confirmarse su muerte hubo quien afirmó que murió «de melancolía», de una enfermedad «da alma», de tristeza.