Brandomil divulga sus restos romanos y anuncia nuevos retos
Carballo
Más de un centenar de personas acudieron al estreno de una publicación de tono divulgativo que resume las cinco intervenciones realizadas desde la creación de la Fundación, en el 2018
06 Apr 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Brandomil, vila soterrada es el título del libro recopilatorio de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el yacimiento romano de esta parroquia de Zas. Fue presentado en un muy concurrido acto celebrado el jueves por la tarde en el salón de Museo do Pobo Galego, en Santiago. Más de un centenar de personas acudieron al estreno de una publicación de tono divulgativo que resume las cinco intervenciones realizadas desde la creación de la Fundación Brandomil, en el 2018, con el apoyo del Concello de Zas y otras Administraciones. En breve se llevará a cabo una nueva excavación, solo aplazada por las malas condiciones meteorológicas. Abarcarán el Camiño Real y la Pedra do Altar, donde se intervendrá en un área de 500 metros cuadrados.
El periodista Lois Oreiro, natural de la localidad zasense, fue el encargado de presentar a los intervinientes en el Museo do Pobo Galego. Comenzó diciendo que el «coñecemento é unha forma de felicidade». Es lo que sucede en Brandomil, «un paraíso arqueolóxico», cada vez que emergen nuevos restos romanos.
Uno de coautores del libro, Abel Vigo, doctor en Arqueología, destacó la rigurosidad de la investigación histórica y arqueológica llevada a cabo en la localidad y, por ende, del texto publicado por la Diputación. Brandomil, vino a decir, es «unha vila, un pobo, un asentamento» que estaba «soterrado e que imos descubrindo» poco a poco y un paso muy importante entre Santiago y la Costa da Morte.
De Lino Gorgoso, arqueólogo responsable de las excavaciones, dijo Oreiro que es un apasionado de la historia que de chaval enviaba mensajes en botellas y logró encontrar de vuelta uno de ellos. Gorgoso destacó el esfuerzo de un concello con pocos recursos que se vuelca en la investigación de un pasado único. Brandomil tiene ahora menos habitantes que a finales del siglo XIX. Gracias a la Fundación y al Ayuntamiento, el patrimonio desperdigado por la localidad y enterrado bajo casas y fincas está saliendo a la luz, lo que permite recuperar el amor propio de los habitantes, que se han convertido en los principales valedores del conjunto. Su labor es buscar y fijar para hacer visitable esta inmensa riqueza patrimonial.
«Unha vila soterrada polos pecados», según la leyenda, ha pasado a un yacimiento de gran relevancia y perfectamente datado.
El alcalde, Manuel Muíño, destacó el consenso que generan en el municipio las excavaciones, y el buen trabajo que ha hecho la Fundación, sobre todo comprando los terrenos con más restos. Se mostró dispuesto a seguir financiado las próximas intervenciones, aun siendo difícil para un concello invertir en patrimonio. Alabó, asimismo, el papel de los vecinos y su orgullo por recuperar su pasado. Ahora mismo, Brandomil, «é un punto estratéxico» y ejemplo de colaboración.
Un ara dedicada al dios Coso sirvió de asiento en una lareira
Brandomil es como un volcán arqueológico. Siempre ha estado emitiendo huellas de su pasado. El castro de Socastro o la Ponte Vella eran los signos más visibles. El pueblo entero mostraba en sus rincones restos de joyas romanas. A poco que se excavaba emergían piedras trabajadas en el pasado. Ya en el siglo XVII y XVIII se tenía noticia de su relación con la civilización romana.
Muchas de sus piezas fueron extraídas y llevadas a la Exposición Regional de Santiago de 1909, sin que se aclarara su origen en Brandomil. Al margen de las estructuras de construcciones romanas que ya se pueden visitar en la actualidad fruto de las cinco campañas de excavaciones en el Camiño Vello, el Camiño Real o en la Pedra do Altar, los arqueólogos han destapado solo en este último espacio 3.875 piezas. Fue tal la cantidad de cerámica levantada que pesaría 1,4 toneladas, según se puede leer en el libro. «Hai tellados enteiros caídos», expresa Ligo Gorgoso. Y esto no suele suceder en otros yacimientos similares. Muchos de estos elementos muestran a las claras su procedencia externa, de la Galia, Italia, el norte de África, el área de la actual Cádiz o Lugo. Algunas tienen grabadas la iniciales de su dueño.
En la publicación, que está muy bien ilustrada y utiliza un lenguaje muy accesible, se hace referencia a grandes piezas catalogadas, como el ara al dios Coso Maelobrigo, en su día fue utilizada por una abuela para sentarse al calor de la lareira. Se alude a otras similares, como la también dedicada a Coso M, un frontón funerario o planchas epigráficas. Incluso las pruebas de carbono 14 demostraron dos incendios en los años 100 y 130 de nuestra era.