La Voz de Galicia

En solo tres años trabajó en Palestina, Serbia, Marruecos y República Dominicana

Carballo

Cristina Viu Carballo / La Voz

La cantera del talento | Sofía Caamaño, carballesa, se especializó en comunicación de conflictos armados, pero ahora se dedica a la cultura

09 Jun 2024. Actualizado a las 05:00 h.

«Tiñamos unhas semanas libres e decidimos viaxar alí para entender mellor o que pasaba». Sofía Caamaño (Carballo, 1995) se refiere a Palestina, con la carrera de periodismo recién acabada y un máster en comunicación de conflictos armados en curso. De ese viaje al campo de refugiados en Dheisheh, cerca de la ciudad de Belén, nació un libro. Una tierra con gente. Voces de Palestina, que escribió con su compañera Sònia Bajona, reúne las historias de doce personas que exponían cómo era su vida. Fue lo que les propusieron en la ONG Laylac, cuya relación se hizo más estrecha, por lo que decidió regresar para pasar allí otros seis meses. Fue el primer paso de un periplo que le llevó a trabajar en cuatro países en el plazo de tres años. Le siguieron Serbia, Marruecos y República Dominicana, aunque su estancia en el extranjero en realidad terminó en Londres, donde la pilló la pandemia cuando estaba trabajando de camarera.

Tras regresar de Oriente Medio se puso a buscar un nuevo destino y entabló contacto con una ONG que en la frontera de Serbia con Croacia atendía a las personas que escapaban de Afganistán e intentaban entrar en Europa. En los Balcanes se dedicó también a realizar algunos reportajes, pero faltaban manos para atender a aquella marea de gente y, sobre todo, ojos para contar lo que ocurría, pero en informes. El asentamiento estaba en una fábrica abandonada cerca de Sid y lo que más hacía era ayudar con la comida y las demás necesidades básicas, pero, sobre todo, dar cuenta de la violencia policial. «Recollíamos esa información porque todos os dereitos humáns se violaban na fronteira», explica. Allí conoció a un chico marroquí que había huido de su país por la presión de la policía porque no estaba de acuerdo con el régimen. Había dejado atrás a su familia y Sofía decidió viajar hasta Marruecos para entrevistar a su familia y hacer un documental sobre la situación. Antes, la carballesa había formado parte de un grupo de trabajo que viajó a República Dominicana para la realización de una pieza audiovisual también sobre el derecho al aborto, que no existe en ese país.

Señala que mantiene algunos contactos con palestinos, pero que la comunicación se hace bastante difícil en las circunstancias actuales. «Gaza é unha cárcere ao aire libre», señala. No se trata de una situación nueva sino que es algo que viene ocurriendo desde 1948, cuando se formó el estado de Israel. «Hai limitacións de movemento todo o tempo. Cortan a auga e a luz constantemente e hai moitos ataques. Vivir alí non é viable», explica.

De todos modos, como activista que es también señala que incluso aquí se pueden percibir las desigualdades y el desprecio por los migrantes. «Non fai falla irse a Palestina, Ucrania ou Yemen, témolo en Galicia. É a xente que vén por conflitos armados ou situación de miseria, porque non pode vivir no lugar no que naceron», explica. Y entonces recuerda que sus abuelos estuvieron emigrados en Holanda «non hai tanto tempo».

El ánimo viajero ya le vino antes de ir a Palestina porque hizo su Erasmus en Praga y después se pasó seis meses en Argentina con un intercambio. Fue en esa época cuando se anotó en un curso sobre periodismo social y empezó su interés por el tema. Ahora se dedica a cuestiones culturales en Santiago. Reconoce que ha necesitado descansar.

En unos años, me veo...

«En Santiago. Foron varios anos de estar en constante movemento e aspiro a algo máis tranquila. Isto desgasta, pero non descarto marchar»


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