Mujeres, emprendoras y además en el rural: «Quero e necesito Vimianzo para vivir»
Carballo
Cinco testimonios de empuje femenino, de desarrollo en el municipio. Acogió la capital de Soneira un coloquio entre Ana Antelo, Rocío Méndez, Mar Linares, Rosa Sánchez y Mónica Rodríguez
26 Oct 2024. Actualizado a las 21:19 h.
Apenas un par de años en A Coruña le bastaron a Ana Antelo para reafirmarse a sí misma en una idea: «Eu quero e necesito Vimianzo, e Baíñas, a miña casa, para vivir. Non imaxino a miña vida fóra do rural». Desarrollar su vida laboral en su parroquia natal no fue desde luego su primera opción: «Xamais o pensei». Sus padres siempre la habían alentado a estudiar algo «con saída» y ella pensó en economía, «ata que cheguei a bacharelato e vin que non quería nin vela diante». La moda siempre le había gustado, se formó en patronaje e inicialmente pensó que, en ese campo, le quedaría Inditex o el trabajo industrial. Hasta que se escuchó a sí misma, vio claro que quería volver a la raíz, que es donde hoy tiene en marcha su propio taller y marca de complementos, Ana Trasariz. El caso de Ana es ilustrador de una apuesta, y además joven, por el rural, posibilidades de futuro con la mujer como auténtica protagonista.
Esto último, precisamente, es lo que quiso visibilizar y poner en valor el Concello de Vimianzo con una mesa redonda en la que la de Ana Antelo fue una de las voces. Una iniciativa ligada al 15 de octubre, Día da Muller Rural, en la que también tomaron parte con sus testimonios Mar Linares, psicóloga que cambió la ciudad por la parroquia de Tines; Rocío Méndez, impulsora del proyecto hostelero O Lagar de ManueLa en Cures (Carnés), y Rosa Sánchez, técnica de Desenvolvemento Local del municipio. Con ellas estuvo la alcaldesa, Mónica Rodríguez, redondeando un coloquio celebrado al aire libre en jueves de feria, entre los puestos, precisamente como reivindicación de esa vía de desarrollo rural que puede ser el mercado.
«Eu sempre fun moito de aldea, do rural, de estar coa xente maior. De nena íalles bailar para que me deran cinco pesos e mercar un xeado», recordó riendo Rocío Méndez. Hoy, en su propio negocio, O Lagar de ManueLa, todavía se emociona cuando ve a los mayores celebrando, felices, con los suyos, en familia, sostenidos por una red: «Isto nunha cidade non pasa, cada un está ao seu. Non se coñecen os veciños...». Todo en su proyecto rezuma nostalgia de tiempos de «antes», con unas instalaciones cuidadas al detalle: «Estou moi orgullosa de telo feito, de que ese primeiro impacto de quen entra sexa a sorpresa. Estou orgullosa de vivir e emprender no rural, onde cada día probo unha cousa nova», aseveró la hostelera.
Capital humano en las aldeas
A las palabras de Rocío sobre la red y la complicidad vecinal que existe en una aldea les puso nombre la psicóloga Mar Linares: «Capital humano»: «El que aquí encuentro es impresionante, totalmente diferente al que puede haber en una ciudad, grande o pequeña. Es algo que he ido viendo con el tiempo, de lo que no era consciente al principio».
Mar recuerda las historias que de niña le contaba su abuela, también las duras: «No es que esté dulcificando el rural». Aquel «empuje» que le transmitía siempre estuvo en su mente y hoy es ella la que, desde una parroquia como Tines, participa de numerosas actividades de iniciativa social o municipal: «Hay tal cantidad de cosas que hacer, una comunidad muy importante, participativa. Una comunidad con ganas de hacer, solidaria, festeira, eso es potencia. Y quienes más participamos de todas estas cosas somos mujeres. Me di cuenta que hay una red enorme de solidaridad, conocimiento y ayuda».
Una Comunidad Compasiva para abrazar momentos delicados
Cada emprendimiento, empresarial o vital, por pequeño que sea, tiene un gran impacto en la comunidad local, y más si esta es reducida. Lo evidencia el proyecto hostelero O Lagar de ManueLa, y así lo expresó la alcaldesa, Mónica Rodríguez: «Había motivación, e ganas, pero con iso non chega. Hai que facer unha aposta, investir, diñeiro, claro, pero tamén esforzo, entrega. A súa foi unha valentía. Falou Rocío dos maiores, da soidade, da nosa xente, dicíao ela e eu recoñézoo tamén. Por iso cando me falou da súa idea, nese recuncho de Carnés, non me puido parecer mellor, é necesario ter estes puntos de encontro no rural, para socializar».
Son valores, tan importantes como esos de los que Ana Antelo fue tomando conciencia a base del trabajo con sus manos, artesano: «Saen cousas con moito mimo, un artesán dedica horas e ilusión». Cada pieza puede contar una historia. Y de fructificar, porque el proyecto ya está en marcha, también será profundo el impacto de lo que tiene en mente Mar Linares.
La fase terminal
Una vez decidida a dejar Madrid por Galicia, su empleo pasó a estar en hospitales de A Coruña. Su destino, psicooncología, asistencia a personas con enfermedad terminal y paliativos. «Iba y venía de Tines todos los días y en algún momento sí me planteé quedarme en la ciudad, pero me dije que no, porque coincido con Ana en que yo quiero este entorno para vivir», dijo en alusión a Tines. Ella tenía claro que esta parroquia sería su lugar para residir «por calidad de vida», pero con lo que no contaba es con hacer de este entorno su última etapa profesional. Eso es lo que quiere. «En el ámbito de la enfermedad, cuando entras en un proceso terminal, llega un momento que es ‘‘hasta aquí’’, te quedan unos meses de vida, vete a tu casa. Yo tenía en A Coruña pacientes que tenían que enfrentar esa fase aquí y me decían que ‘‘qué pena’’, ‘‘¿y allí qué se puede hacer?’’». Así que, «si Mahoma no va a la montaña, la montaña tendrá que venir a Mahoma».
Mar quiere traer esos cuidados, ese abrazo de los últimos alientos, al rural. «Empecé a ver que existe una red de Comunidades Compasivas, en Galicia solo en As Pontes, y me formé en ello. Esta no era la idea que yo traía, pero me di cuenta de que hacía falta, y de que hay potencial humano para llevarlo a cabo. Significará organizar instituciones, públicas y privadas, fuerzas, voluntarios. Y esto en realidad, aunque ahora le demos esta etiqueta, es lo que siempre se hizo en el rural. Una vecina que cuando hay otra enferma le hace la compra, la cuida, la ayuda, la taxista que lleva y trae... Acompañas, escuchas, hablas...».
«A veces chega con ter unha palabra de ánimo»
La idea de «comunidad» mencionaba por Linares llevó a Rosa Sánchez, técnica de desarrollo local, a reflexionar sobre la importancia del asociacionismo: «Con el fomentamos o traballo en rede, detectamos necesidades, recibimos impulso para proxectos e mesmo se recuperan elementos patrimoniais. Ah, e descubrimos talentos! O Concello ten un rexistro de asociacións, convocatoria de axudas, convenios puntuais, organízanse xuntanzas para tratar temas de interese. Existen recoñecementos, contratacións, exposicións, presentacións, exposicións de produtos...».
«Hai accións públicas que teñen moita repercusión. Da Mostra de Artesanía en Vivo do castelo pode pensarse que é só unha mostra con interese turístico, e non. Grazas a ela hai unha asociación de palilleiras, e grazas a esta asociación un encontro anual de mulleres que falan, que coidan ese saber tradicional. Hai tamén froitos, como a propia Ana Antelo, o seu proxecto e moitos outros poden ter sitio no rural», prosiguió Rosa. Incidió asimismo en la necesaria visibilización de las mujeres y su aportación: «Permite descubrir espellos nos que outras se poden mirar, ou axuda a promocionar, ou a que se sintan apoiadas nas súas iniciativas». Esta mesa redonda fue un ejemplo, pero es tal la riqueza en este sentido que incluso desarrollando un proyecto en otra línea en Cereixo se toparon con un montón de voces «que nos falaron das tarefas que facían, tan felices de contalo e de que as escoitaran e lle desen valor ao que fixeron polo mundo!».
Además de al pie de la feira, transcurrió la mesa redonda entre dos murales. Uno que sitúa Vimianzo en el mapa de la Costa da Morte y otro, de Doctor Toy, que evoca la fuerza de la mujer rural de Soneira y la reivindicación de la lucha femenina. Tiene la vista puesta a lo lejos, oteando el valle desde A Cruz do Loureiro, evocando, se dijo en su día, una anhelada mejora en la sociedad. Y también este jueves hubo arte en directo en Vimianzo: Laura Suárez, ilustradora dumbriesa y ceense, dio vida a una empoderada mujer rural sobre uno de los tractores municipales que hacen desbroces por las parroquias. Un mensaje visual, idea de la edila María José Pose.
«El rural es muy femenino, oro puro lo que hay aquí. Emprender es difícil, el tránsito lo tienes que hacer tú, pero si notas ese apoyo humano, el respaldo, sola, sola, sola no te sientes», apuntó Linares. Y en Vimianzo lo perciben, dijo Ana: «Eu só podo ter palabras boas, neste caso a Rosa, dunha maneira ou doutra está presente. Unha palabra a veces chega, ser emprendedor é duro, hai días de emoción e alegría e outros nos que pensas que non sairás adiante. Que alguén confíe en ti, te anime... Síntome afortunada de estar onde estou, oxalá ser parte de Vimianzo por moitos anos, toda a vida». En el mismo sentido se pronunció Rocío: «O primeiro que fixen foi vir preguntar se podía facer o meu proxecto e recibín todo o ánimo».
La vida laboral cuando se es mujer
«Por agora, e espero que siga sendo así», la joven Ana Antelo no ha sentido ningún condicionante a la hora de desarrollar su trabajo por ser mujer: «Son afortunada, fixen en todo o momento o que sentía, pero é evidente, todos o sabemos, que hai moitas trabas nese sentido. A muller segue, non un paso, senón vinte pasos, por atrás». Sí se sintió condicionada Mar Linares: «Hay una estadística que no miente. A nivel general, las cuidadoras, en un 70-80 % son mujeres [ella misma tienen una madre mayor, dependiente]. ¿Cómo no va a influir en tu vida laboral? A nivel empresarial no hay apoyo para facilitar esa atención. Esto también me anima al proyecto que tengo en mente. Por lo que yo vi, quien cuida, quien atiende al enfermo en el hospital, quien sacrifica en la mayoría de los casos son mujeres. Con esto no quiero decir que no haya hombres que lo hagan». Y con el cuidado de niños, más de lo mismo: «Unha muller sempre mira máis, axuda máis, tamén temos o da casa...».
Quién es quién
Ana Antelo. En Baíñas, su parroquia natal, es donde Ana Antelo (31 años) tiene su taller, donde diseña y confecciona todas sus colecciones, principalmente bolsos, bajo su propia marca, Ana Trasariz. La lanzó en abril, con Trasariz como evidente guiño al pazo vimiancés. Con estudios de patronaje y moda en A Coruña —la moda siempre le gustó—, fue un obradoiro de Liño de Galicia ligado a la Mostra de Artesanía en Vivo en Vimianzo lo que para ella marcó un antes y un después. Fueron dos años «aprendendo a traballar o liño»: «Vin que a artesanía é un mundo marabilloso, que cada peza ten un valor incalculable (...) Espertou en min algo moi diferente, que non sabía que existía». Ana empezó en su día haciendo ropa a medida y arreglos, pero finalmente dio el paso de crear marca propia, «e nesas estamos».
Mar Linares. Tiene 54 años y es psicóloga. Nació en Córdoba, pero desarrolló sus estudios y gran parte de la vida laboral en Madrid (¡30 años!), inicialmente en un mundo muy distinto al campo sanitario, el del protocolo y relaciones institucionales en un medio de comunicación. Después se formó en psicología, especializándose en trauma. «Por mi acento parece que no soy de aquí, pero me siento muy de aquí», explicó en Vimianzo. Su familia materna es de la parroquia de Tines, y ella, dice, siempre supo que quería volver a ese lugar, donde efectivamente se ha afincado hace un tiempo: «He pasado aquí mi infancia, soy una enamorada del rural, y tomada esta decisión, me reconozco absolutamente feliz, no lo cambio por nada». La idea profesional que quiere impulsar será «una forma de devolver todo lo que estoy recibiendo».
Rocío Méndez. Emigrada en Suiza 14 años, Rocío Méndez aún recuerda lo mal que lo pasaba cuando venía de vacaciones y tenía que volver a coger la maleta. La enfermedad de su padre la trajo de vuelta y desde hace nueve años se dedica al mundo de la hostelería. Trabajó primero en Xaviña, Camariñas, pero a finales del 2023 abrió en Cures, en su parroquia de origen —Carnés— el establecimiento hostelero O Lagar de ManueLa. El mismo espacio donde su madre había tenido 40 años un ultramarinos y su padre, en la parte de arriba, una taberna: «Cando miña nai se pensionou, vin que esa era a miña oportunidade, era un soño. Non quixen deixar perder esa cousa de familia». O Lagar de ManueLa no es un local al uso, desde la decoración a los platos, todo habla «da vida de antes». Un sabor, por poner ejemplo: follados con tallada.
Rosa Sánchez. Criada en la parroquia de Salto, el padre de Rosa Sánchez emigró a Suiza siendo ella «moi noviña»: «Quedei orfa de pai vivo». Su ausencia la marcó tanto que se pasó la infancia mirando a su entorno y preguntándose si en esto o aquello no podría trabajar su padre, para volver. La vida le dio un vuelco, confesó, cuando él falleció de accidente laboral, emigrado. «Tiña eu 17 anos. Vin claro que a muller ten que ser independente para saír adiante», explicó. Esa «obsesión» de niña por buscar vías laborales en su tierra acabó siendo su profesión, y es lo que hace hoy desde el Concello de Vimianzo: «Quería que desde a nosa terra puideramos xerar riqueza e emprego, que todo isto puidese reverter na nosa xente e non houbese que coller as maletas que a min tanto me marcaron. Estou feliz neste traballo, é o meu».
Mónica Rodríguez. Alcaldesa de Vimianzo desde el 2019, Mónica Rodríguez (Calo, 1977) se confesó este jueves «absolutamente feliz» de participar de un encuentro con mujeres «empoderadas» de su propio municipio. Encantada, dijo, de estar presente como alcaldesa, pero más aún como «muller» y como defensora del rural que es, «feliz de poder criar aquí á miña filla». Agradeció la gran acogida que tuvo por parte de las ponentes cuando se les planteó contar su testimonio. Si en la bienvenida se aseguró deseosa de «escoitar os seus proxectos, as súas ideas, a súa ilusión», en la despedida confesó que por su cabeza habían pasado mil y un pensamientos de lo que se puede hacer: «Non é doado hoxe ser emprendedor, emprendedora, ser autónomo, e facelo no rural. A vosa valentía, esa motivación, hai que poñela en valor».
Puede ver la mesa redonda, íntegra, en vídeo, clicando en este enlace (La Voz de Carballo).