El lago de As Encrobas se abre de nuevo a la caza, pero la práctica no será efectiva

El lago de As Encrobas, en Cerceda, cumplió el sábado dos años de apertura al público. Son 202,5 hectáreas que Naturgy cedió al dominio público, que incluye la enorme lámina de agua y todo su perímetro. Cinco metros ya son de servidumbre de dominio público hidráulico, y en algunas zonas la superficie aportada  es algo mayor. Hay 73 hitos para saber exactamente dónde están los límites. El enorme bosque circundante aún de la empresa energética, pendiente del convenio de cesión con el Concello, del que ya se hablaba y negociaba en la época de Liñares.

En toda esa franja de acceso público, un año más, no estará prohibida la caza. Y los lugares en los que sí lo está (más allá de las vedas que escogen cada año los tecores) aparecen siempre definidos en la resolución de la Consellería de Medio Ambiente que regula cada temporada cinegética. Aunque la menor se abre el 15 de octubre, las normas se acaban de publicar en el DOG. En Cerceda, por ejemplo, se prohíbe en todo el embalse de Vilagudín, compartido con Ordes y Tordoia, y en el de Vilasenín, a medias con Ordes. También en las marismas de Baldaio; en la ensenada de A Insua, en Ponteceso; en la laguna de Traba, en las Sisargas al completo, y en muchos espacios de relevancia.

 En As Encrobas, un año más, no. Pero, aun así, cazar será difícil o casi imposible. El tecor local no lo prevé, como explica el presidente, Gervasio Vilar, dada la escasa distancia disponible, o que los caminos suelen tener siempre visitantes, además de las vallas del exterior (no del interior) de esa gran franja forestal. Cuando el uso del terreno cambie, ya se verá. En el lago sí se puede pescar. El primer año, de manera libre, y este, solo sin muerte. La actividad náutica va a ir poco a poco a más, y en la industrial hay un proyecto de central de bombeo en marcha que aún tardará varios años.