«Para gañar fai falla práctica e astucia»

Avelino Souto participó en su primer concurso ganadero cuando aún no había cumplido los tres años. Se encargó de presentar en la modalidad de manejo una becerra pequeña, de 5 meses, de nombre Baíña que se asustó y terminó arrastrándolo por el suelo. El niño no solo no se asustó sino que doce años después se alzó en Gijón con el título de Campeón de España, aunque con una novilla catalana prestada, porque la ganadería de su padre no presentó ninguna.

Su último concurso ha sido el de Cremona, la capital italiana de la raza holstein. Él, que pertenece al Clube de Xóvenes Gandeiros de Galicia, fue uno de los dos españoles elegidos por la Escuela de Preparadores Conafe (Conferación de Asociaciones de Frisona Española) para participar en las secciones de juzgamiento y de pelado. En la primera fue el ganador y en el tercera quedó tercero.

Avelino Souto parece un chaval inteligente, despierto, aplicado (cree que llevará todo 9 menos un 8) y apasionado de la ganadería, hasta el punto de que es sobre el único tema que discute con su padre, pero para ganar este tipo de concursos se necesita mucho más que eso. Sobre todo en presentación hay que tener determinadas aptitudes para disimular los defectos del animal y resaltar sus virtudes, lo que se consigue, según explica, con «práctica de astucia».

Los triunfos de Avelino Souto son prácticamente dobles. Igual que el resto de los españoles que compiten están siempre en desventaja, por lo que tiene que esforzarse más. Los belgas, polacos y suizos acuden a este tipo de competiciones con muchos participantes. Son capaces, explica Avelino Souto, de formar dos o tres grupos, en tanto que los españoles apenas dan para uno. Lo cierto es que los representantes de España siempre acaban siendo los mismos. En septiembre estuvieron en Bruselas. En ese concurso de Europa y Canadá, como casi siempre, todos los componentes del equipo nacional eran gallegos. A pesar de eso sabían que quedarían en una de las dos primeras plazas y que se jugaban la primera posición con los suizos, que al final se llevaron el gato al agua en la preparación de animales al concurso, pero el pabellón español quedó muy alto.

Para Avelino Souto, que todavía no sabe si en un par de años comenzará la carrera de ingeniero agrónomo, los concursos son una pasión que no tiene la intención de abandonar. A los diez años fue por primera vez al más importante de Francia, acompañando a un ganadero amigo de la familia. A pesar de su corta edad decidió el viaje casi de un día para otro. Fue la primera vez que estuvo en un certamen extranjero, aunque como espectador.

En plena crisis del sector lácteo, este chico de 17 años que tiene inteligencia para lo que se le ponga por delante, quiere ser ganadero. Desde que empezó a caminar sus padres tuvieron que cuidar que no se metiera entre las vacas. Su vocación, que no se extiende a sus hermanas, está tan clara que hace planes para cuando se haga cargo de la explotación familiar, aunque reconoce que el escenario está muy abierto y que «ideas que descartaba hai uns anos poderían aplicarse agora, porque depende moito do mercado».

Piensa que hay que incidir en el manejo y la calidad, por lo que no descarta volver al pastoreo, lo que no sería nada extraordinario porque en casa tienen 44 productoras y 32 hectáreas, pero no es el único tema en el que ha pensado. La trazabilidad y el valor añadido son otros dos conceptos que maneja con fluidez. Probablemente acabe por decantarse por la transformación, por hacer quesos o yogures. Seguramente con las vacas más hermosas.

Avelino Souto. Tiene 17 años y es de Barcia, en Lalín. Estudia en Fonteboa y saca buenas notas.

El concurso. Hace 64 años que se celebra en Cremona (Italia) en Open Junior Show. En la última edición, a finales de octubre, participaron los 35 mejores ganaderos jóvenes de Europa.