La alcaldesa de Fisterra se mojó

Con los dedos haciendo pinza tapando la nariz, pero saltó. No se puede decir que fuera una zambullida grácil, aunque cumplió con su cometido, que era dar la salida para la travesía a nado de Fisterra, desde la base del cabo. Áurea Domínguez cumplió con su compromiso y se mojó. No le fue fácil, pero se sintió segura. «Estaban os organizadores, os de Protección Civil, o técnico de Deportes do Concello... Se pasaba algo había quen acudise», recuerda. A pesar del miedo por la profundidad y la lejanía de tierra, la alcaldesa considera que la experiencia fue «inolvidable, magnífica».

Ni se le ha pasado por la cabeza prepararse para el próximo año, aunque repetirá si se dan las mismas condiciones. No se ve capaz ni de lejos. «Os que participan son supermulleres e superhomes porque ata o medio do percorrido non ven a praia de Langosteira. Están no medio do mar», dice.

Lo del domingo podría ser una metáfora premonitoria de lo que podría ocurrir en Fisterra. Saltó sola, pero salió a flote.