Las odiosas comparaciones
Fisterra

O Cabo Fisterra y la abadía de Mont Saint-Michel, en Normandía, tienen unos paralelismos culturales, religiosos y turísticos que se diluyen cuando se analiza el papel protector ejercido por las Administraciones
22 Apr 2025. Actualizado a las 05:00 h.
O Cabo Fisterra y la abadía de Mont Saint-Michel, el rocoso islote situado en plena bahía del departamento francés de Normandía, son dos colosos. Dos verdaderos epicentros de peregrinación. Lugares de culto y ensueño, de visita obligada para miles de turistas de todo el mundo. Unos entornos únicos por su privilegiada ubicación, pero también por lo que representan.
Unos paralelismos culturales, religiosos y turísticos que se diluyen cuando se analiza el papel protector ejercido por las Administraciones. En Mont Saint-Michel no se puede ir en coche o autocaravana hasta el pie de la explanada. Y mucho menos aparcar en primera línea para descansar o disfrutar de las espectaculares puestas de sol. Se ha habilitado un amplio párking a unos dos kilómetros por el que se paga 16 euros por tres horas de estacionamiento. Justo al lado se ubica una gran área de descanso específica para autocaravanas, protegida por grandes abetos con el objetivo de reducir el impacto visual. Solo hay tres formas de acceder a Mont Saint-Michel: a pie, en bicicleta (por un sendero de tierra próximo) o en buses lanzaderas. En los alrededores florece una rica, variada y amplia economía hostelera vinculada a este islote.
En Fisterra han optado por otro modelo de gestión. Se permite el acceso de todo tipo de vehículos hasta el mismo Cabo. No hay restricciones y los amantes del turismo de autocaravana pueden disfrutar día sí, día también, del Ara Solis. Solo el aparcamiento de Mont Saint-Michel genera 80.000 euros de recaudación en tres horas. El de Fisterra, cero.