La Voz de Galicia

«Pagáronme o metro a 3 euros para o polígono e despois pedíanme 95»

Malpica de Bergantiños

s. g. rial carballo / la voz
Antonio Álvarez, Pedro Fariña y Xosé Regueira, ayer. El alcalde también estuvo.

El empresario Pedro Fariña, de El Progreso, contará en un foro las vicisitudes de su compañía, fundada en Buño en 1928

29 Apr 2016. Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Fariña Rodríguez, consejero delegado de Cerámicas El Progreso SL, hiló ayer un nítido relato de los problemas a los que se enfrentan los empresarios citando como ejemplo los que conoce bien. Una firma como la suya, fundada en 1928, ya ha tenido que superar varias crisis y muchos ciclos, aunque la época actual presenta una serie de inconvenientes a los que ha tenido que enfrentarse por primera vez.

Fariña contó su experiencia en el Fórum, en un acto que en realidad era unan rueda de prensa para presentar las Primeras Jornadas Empresariales de Bergantiños. Pilares del emprendimiento empresarial y de la consolidación de empresas, que la firma Eurogabinete ha preparado para el próximo mes. Pero al final, su intervención fue una clase maestra de economía comarcal y un buen anticipo de la ponencia en la que participará el 19 de mayo.

Abrió muchos frentes y puso sobre la mesa los vicios que castigan a las empresas. Lamentó la «desunión da Administración» que se refleja en la sociedad. Cree que en España están «os mellores mestres da desorganización». No entiende cómo se pueden dar subvencione si además no se articula un mecanismo para poder recibirla: «Despois o banco non dá os cartos e a Lei do Solo non permite obrar», por ejemplo. Cree que las ayudas no solo deberían ser económicas, sino que en conjunto permitan desarrollar un proyecto. Recuerda cuando le expropiaron 35.000 metros cuadrados para el polígono. «Eu, encantado, pero co que me deron despois non podía mercar os 5.000 metros que precisaba. Pagáronme o metro a 3 euros e despois pedíanme 95, e sen servizos. Así que quedaron empresas fóra». Explica.

Fariña cree que las ayudas deberían facilitar el suelo. Que la documentación de registro y catastro debería coincidir. Que no es normal que por unos avales escasos se pueda perder todo el patrimonio. Que tampoco lo es que se exhiban «bandeiriñas» contra proyectos industriales y después se hagan manifestaciones pidiendo trabajo. Y mucho más.

También habló sobre los requisitos medioambientales para su sector derivados del protocolo de Kioto. Desde cuando tuvieron que reclamar la ayuda de polacos y rumanos en un foro donde no había representantes españoles, hasta que se pongan «tantas trabas, trámites e trámites». Está embarcado en un nuevo proyecto, y aún no sabe si lo tienen todo legalizado. «Ninguén me di nada. Incluso vin funcionarios chamar a unha xestoría para saber como era», comentó.

Su sector ha pasado de 480 firmas en el 2007 a 190 en la actualidad; de 18.00 a 2.500 empleos, y la facturación ha caído un 95 %, de ahí la necesidad de abrirse a otros mercados, buscar alternativas, mucho más que el ladrillo. la empresa llegó a tener 180 empleados de toda la comarca. Muchos, «moi preparados», han tenido que irse.


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