La Voz de Galicia

Carlos Pita, capitán del Lugo: «Soy un caso raro en el fútbol»

CDLugo

I. MEITÍN BUJÁN Capitán del Club Deportivo Lugo

Llegó al Ángel Carro en el 2010 para «recuperar la ilusión», y a los 36 años sigue siendo un pilar en el equipo

05 Jul 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Pita y Fernando Seoane. Alrededor de estos dos nombres cumpliría escribir la historia reciente del Club Deportivo Lugo. En el Ángel Carro cuesta asimilar que están en el ocaso de sus carreras y entender un equipo sin ellos, por eso la afición rojiblanca lanzó una campaña en las redes sociales cuando el curso llegó a su fin reclamando la renovación de sus contratos. «Tanto él como yo estamos súper agradecidos. Tener el apoyo de la gente y sentirse valorado y querido es fundamental», subraya Carlos Pita (A Coruña, 1984), primer capitán del equipo lucense y a las puertas de su duodécima campaña como albivermello.

 

-Una docena de temporadas en el mismo club. No es muy habitual.

-Soy un caso raro en el fútbol, lo sé. Cada vez es menos habitual. Ahora los profesionales cambian de equipo con mucha frecuencia y en algunos casos incluso no aguantan ni una temporada completa. Es extraño permanecer en el mismo equipo tres o cuatro años; imagínate doce...

-Si se lo dicen en el 2010...

-No me lo creería. Cuando fiché por el Lugo mi intención era volver a recuperar la ilusión por el fútbol después de algunos años complicados fuera de Galicia.

-Antes había jugado en la cantera del Dépor, el Logroñés, el Valencia Mestalla y el Guadalajara. ¿En cuál de estos equipos había estado más a gusto?

-En el Deportivo B me trataron siempre genial, me pusieron en el escaparate y me acercaron al fútbol profesional en un equipo que estaba compitiendo, nada más y nada menos, en la Champions. Para el Dépor solo tengo palabras de agradecimiento. El otro sitio en el que estuve muy a gusto fue Logroño. Entonces el Logroñés estaba pasando por dificultades, pero era una ciudad enormemente futbolera y tenía una afición muy fiel.

-Llegó a debutar en Primera con el Dépor en el 2005.

-Así es, en la última jornada de liga, contra el Numancia. Había ido convocado muchas veces durante la temporada. En el calentamiento estaba expectante, mirando continuamente para el banquillo a ver si me llamaban. Tenía muchas ganas de entrar. Estaba en una nube y con muchos nervios. Fue un momento muy especial.

-Tuvo ocasión de volver al Deportivo en todo este tiempo como «albivermello»?

-Una vez, sí, cuando bajó a Segunda División.

-¿Y?

-Había renovado con el Lugo y no se dieron las circunstancias. Me había comprometido aquí antes de que llegara la oferta y no se pudo hacer.

-En el Lugo vivió prácticamente de todo: el ascenso a Segunda, el traspaso de poderes de Bouso a Saqués, idas y venidas de entrenadores, permanencias agónicas... ¿No es muy estresante?

-El ascenso no... (risas). El resto, pues bueno. Esta última permanencia fue la más dura porque estuvimos 16 partidos sin ganar, la dinámica era malísima y nadie daba un duro por nosotros.

-¿Ha cambiado mucho el club desde su llegada en el 2010?

-Sí, muchísimo. El fútbol profesional te obliga a ello. Cuando yo llegué estábamos en Segunda B, era todo más humilde. Y una vez en Segunda, el club no ha dejado de crecer. En instalaciones, recursos... En definitiva, en todo lo exige el fútbol profesional.

-En el Lugo ha vivido 12 cambios de entrenadores. ¿Cuál ha sentido más?

-El de Quique Setién. Es lógico. Fueron cinco años juntos, cambió la manera de entender el fútbol, fue el que más apostó por mí, el que más claras me dijo las cosas en cada momento... Tuvimos una relación muy buena más allá del futbolista y entrenador. También sentí la de Eloy [Jiménez] y la de Nafti, que también eran técnicos muy cercanos.

-¿Habló con Setién cuando fichó por el Barça?

-Hablé algunos días después. Esperé a llamarle porque sabía que iba a vivir una vorágine mediática brutal.

-¿Se le hizo grande el salto?

-No. A Setién no se lo hizo grande el Barça. Creo que no era el momento ideal, no se daban las circunstancias para triunfar. Siso pensando que como gestor de vestuario es muy bueno y su propuesta encajaba con la filosofía del Barça.

-Rubén Albés, el actual entrenador del Lugo, es de la nueva escuela. ¿Cómo lleva eso un veterano?

-Bien, sin problemas. Ve muy bien el fútbol, quiere crecer, tiene las ideas muy claras y sabe transmitirlas. Además, está siendo justo con todos.

-Lleva 380 partidos con el Lugo. Solo dos jugadores superan los 400.

-No lo sabía... Buff, vaya cifra. Espero ser el tercero este año.

-Alvite encabeza el ránking con 441 encuentros.

-No creo que llegue (risas). Ahora mismo me veo con fuerzas para seguir siendo útil al club, pero no quiero pensar muy a largo plazo. Si puedo conseguirlo, mejor, aunque no es un objetivo en el piense a la hora de seguir muchos más años aquí.

en corto

El mediocentro del Lugo tampoco vacila cuando entra en el terreno personal.

-Si no fuera futbolista, hoy viviría de...

-Policía, creo. Fue una profesión que siempre me llamó.

-¿Le gustan las redes sociales?

-Nada.

-¿Qué tal se desenvuelve en la cocina?

-Lo justo y necesario. Trato de comer muy sano y lo que preparo tampoco es demasiado complicado.

-¿Caldo o pulpo?

-Pulpo.

-¿Acompañado de cerveza, vino o agua?

-Mejor con cerveza. Si tengo que beber vino, prefiero el tinto.

-¿De pequeño tenía algún ídolo?

-En mi etapa en el Deportivo estaban Bebeto y Mauro Silva, que eran dos referentes para la afición y para casi todos los jóvenes que estábamos empezando.

-¿Real Madrid o Barcelona?

-Real Madrid.

-¿Le gusta viajar?

-Sí, mucho.

-¿Algún destino pendiente?

-Muchos... Cuando me casé, la idea era ir de luna de miel a Tailandia pero no pudimos ir por diferentes temas. Así que es un viaje que tenemos pendiente.

-¿Prensa escrita, radio o televisión?

-Siempre me gustó mucho leer el periódico. También escuchar la radio, el carrusel, cuando todos los partidos eran a la misma hora. Ahora la radio apenas la escucho y de la tele no soy un gran aficionado, así que me quedo con la prensa escrita.


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